23 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Vengan a Cumbre Tajín, no se tarden; los sabores de aquí son únicos: familia Cano

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Procedente de Tulancingo, Hidalgo, la familia Cano Nájera asegura no perderse nunca la Cumbre Tajín; este sábado, el Nicho de Aromas y Sabores despertó su apetito con la carne ahumada, los camarones y bocoles que ofrecen las Mujeres de Humo.

Procedente de Tulancingo, Hidalgo, la familia Cano Nájera asegura no perderse nunca la Cumbre Tajín; este sábado, el Nicho de Aromas y Sabores despertó su apetito con la carne ahumada, los camarones y bocoles que ofrecen las Mujeres de Humo.

“Los que tengan la oportunidad de venir y saborear estos alimentos hechos a la manera tradicional, no se tarden tanto, que esto es único en el mundo”, expresa el mayor de los integrantes, al destacar la importancia del ritual que inicia con la bendición de los alimentos, muestra del respeto y agradecimiento a los ancestros.

A su vez, el matrimonio Vega Siles coincide en que la atención desde su llegada ha sido de 10; “los invitamos no sólo en Cumbre, sino cada que puedan vengan, porque es un lugar maravilloso, donde te olvidas de todos tus problemas”. La señora cree que una tradición como ésta no debe terminar; “se admira, porque es un Pueblo Mágico donde siguen las costumbres. He ido a muchos lugares, y para mí la comida veracruzana es la mejor”.

Alejandro relata que su esposa Fabiola lo anima a visitar el Parque Takilhsukut año con año; el motivo principal es aprender en los talleres, aunque la parte más esperada es la comida. “Muchas veces no nos damos el tiempo de conocer cómo llega a nosotros, aquí valoramos desde la cosecha hasta la preparación de los alimentos y vemos el trabajo y esfuerzo que se hace”.

Para la coordinadora del Nicho y de la Casa-Escuela de la Cocina Tradicional del Centro de las Artes Indígenas (CAI), Martha Soledad Gómez Atzin, se trata de un lugar hecho con las manos y el alma. Este año, las Mujeres de Humo comparten con estudiantes el saber ancestral; “aprenden a cocinar pero también a encender fogones, con respeto a la naturaleza y dando gracias a la Madre Tierra”.

En este espacio hay 60 cocineros y casi 80 voluntarios de Tabasco, Tlaxcala y Ciudad de México, quienes siguen el ritual desde pedir permiso, bendecir, sahumar y lavar sus manos con aguardiente para dar paso a la preparación de camarones, costilla y pollo ahumados, adobo, mole de papa con huevo, sopa de calabaza con elote y chayote, caldo ranchero, pan, postres y antojería. “Vengan a despertar los aromas y sabores del Totonacapan; prueben, saboreen y compartan el espíritu de esta cocina”, concluye.

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