25 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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¿Qué significa y cómo afecta la caída del precio del petróleo?

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Desde que empezaron los parones económicos mundiales por las cuarentenas del Covid-19, el precio del petróleo ya venía dando tumbos.
¿Qué significa y cómo afecta la caída del precio del petróleo?

Ahora sí se armaron los cates. Mientras veíamos las gráficas en picada y escuchábamos la información de los mercados internacionales, nos íbamos dando cuenta que de verdad se puso bárbaro. Imagínate que, ahorita mismo, el barril vale más que el petróleo que contiene. Al finalizar la jornada de este lunes, el precio del Oro Negro —no se rían— terminó en menos 38 dólares.

Así como lo escuchas. Menos 38 dólares. En negativo.

Nomás que una vez que teníamos esa preocupante información se nos presentó una nueva complicación: el tema sí está bien pin… complejo.

O sea, sabemos que “desplome” es una palabra mala. Sabemos que las flechitas para abajo —y más cuando son rojas— son una mala señal. También sabemos que si estas se refieren al precio del petróleo no son buenas noticias para México, gracias a la importancia de Pemex. Pero hasta ahí.

No hagamos el cuento largo: la gran mayoría sabemos que esto es importante, pero no sabemos bien por qué.

Entonces, platicamos con los expertos para hacer esta guía rápida —con bolitas y palitos, pues— para conocer lo que está pasando con el precio de los barriles de petróleo, agarrarle callo a las apuestas en los mercados internacionales y entender las posibles implicaciones.

¿Por qué pasó todo? Adivina…

Por el coronavirus. Sí, ya chole… pero es que cada día se siguen presentando nuevas consecuencias impresionantes sobre esta emergencia sanitaria.

Desde que empezaron los parones económicos mundiales por las cuarentenas, el precio del petróleo ya venía dando tumbos. La razón es sencilla: si las necesidades de utilizar el petróleo ahorita (demanda) son mínimas, pues el precio de los barriles terminaba por los suelos.

¿La solución? Intentar bajar la producción mundial (oferta) para ver si el precio podía estabilizarse y subir.

Recordarán que esa fue la apuesta internacional hace unas semanas: cuando la OPEP le pidió a todos sus países miembros y a los invitados —saludos, Rocío Nahle— que disminuyeran la producción de petróleo… aunque fuera poquito. Al final sí llegaron a un acuerdo para bajarle, pero todavía no se ven los resultados. 

Ahí viene el enredo de este lunes: mientras los países estaban negociando cómo estabilizar el precio, el mercado de futuros les comió el mandado y el precio del barril de petróleo se vino al piso.

¿Qué es el mercado de futuros?

El mercado de futuros es una negociación bursátil para comprar activos financieros. A grandes rasgos, los mercados de futuros pactan en el presente la cantidad, el precio y la fecha de vencimiento de un contrato del futuro. Ahí les va un ejemplo veloz:

Imagina que yo te voy a vender un barril de petróleo y tú lo necesitas para fin de año.

Entonces, hoy cerramos el trato y concretamos que me vas a pagar 10 pesos por el barril y te lo tengo que entregar en tu casa. El 31 de diciembre tocaré tu puerta, dejaré el mentado petróleo y tú me pagarás los 10 pesos que habíamos acordado.

¿Y qué pasó este lunes? Pues hoy era el vencimiento de los contratos en la bolsa: miles de negociantes tenían que recoger y pagar los barriles de petróleo que habían comprado en el pasado. ¿El problema en el que se metieron? Ahorita nadie los quiere porque —gracias coronavirus— no se están usando y la economía se encuentra completamente detenida.

El problema de comerciar con petróleo

¿Dónde cuernos pondrías un barril de petróleo? Pues el mismo dilema han pasado los comerciantes y todos los operadores que jugaban en el mercado.

En el mercado de petróleo es común que muchísimos operadores guarden cantidades enormes de Oro Negro, las almacenen y luego las vendan más caras en otro momento… pero como quedamos, guardarlas no son enchiladas: se necesitan tanques específicos o buques gigantescos, que no son infinitos.

Llevamos tres meses detenidos con la emergencia del coronavirus y como nadie está comprando barriles, esa capacidad de almacenaje ya alcanzó su límite. «No hay dónde guardar una gota más de petróleo», explicaba Hugo Ferrer, profesor de la Universidad de Alicante.

Y justo eso pasó este lunes: vencían miles de contratos del mercado de futuros, pero los clientes que tenían que recibirlo… no tienen dónde meterlo.

Lo que hicieron fue vender estos contratos a cualquier precio, porque simplemente no les cabe tanto petróleo. Incluso los han tenido que vender a precios negativos —¿recuerdan esos menos 38 dólares que hablábamos al principio?— con tal de no tener la obligación de guardarlos.

Sí quieren petróleo… pero ahorita no, joven. 

Cuando se menciona en el mundo que el precio del petróleo se desplomó, se refieren únicamente a los contratos del mercado de futuros de mayo, que vencían este 20 de abril. 

Esto es importante: el precio al contado está intacto.

Al mismo tiempo, los contratos a futuro de junio —que vencen a finales de mayo— todavía se encuentran en números positivos pues se están comerciando en 20 dólares por barril de petróleo. Que tampoco es maravilloso, pero ahí van… hasta ahorita.

O sea, la demanda de petróleo sigue ahí… simplemente que nadie los quiere ahorita. Con la economía cerrada y medio mundo en cuarentena es muy difícil comercializar con el petróleo: muchísima gente lo quiere, pero no tiene donde guardarlos. Es muy difícil encontrarle un balance en el precio y eso explica la rareza histórica con la que nos topamos esta tarde. 

Oye, ¿a México cómo le afecta?

Acá es cuando la cosa se pone entretenida: el precio del petróleo de México depende —muchísimo— de lo que digan los mercados internacionales.

Lo que vimos caer hoy en picada es el precio del petróleo estadounidense West Texas Intermediate (WTI), uno de los dos crudos de referencia en el mundo entero. Entonces, de acuerdo a ese precio, las mezclas del mundo entero buscan adaptarse y quedar en precios aceptables y competitivos para sobrevivir: que sean consumidas o utilizadas.

Una mezcla como la mexicana —de menor calidad— buscará adaptar su precio para poder competir con otras de calidad similar, como la mezcla canadiense.

“Aquí está el complicado balance que tiene que encontrar Pemex”, comentaba Erick Sánchez, business developer en IHS Markit. Pues Petróleos Mexicanos tiene que encontrar un precio razonable en el que no estemos malbaratando la mezcla nacional, ni quedar arriba de otros sustitutos de mejor calidad que simplemente saquen a México del mercado. Complicado, ¿verdad?

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