28 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Oro blanco… México busca ser líder en la producción de Litio

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Nuestro país avanza para ocupar los primeros lugares en la producción de este recurso estratégico para la industria automotriz
Oro blanco... México busca ser líder en la producción de Litio

Nuestro país avanza para ocupar los primeros lugares en la producción de este recurso estratégico para la industria automotriz. Foto: Tomada de Internet

El litio está de moda en el mundo. Requerido para la fabricación de baterías recargables, la demanda por este mineral se multiplicó en el último decenio, con el auge de las computadoras portátiles y los smartphones. Ese impulso promete acelerarse aún más en los próximos años, a medida que el mercado de los autos eléctricos vaya adquiriendo mayor demanda. 

Se proyecta que las ventas anuales de baterías hechas de iones de litio alcancen un valor de 100,000 millones de dólares (mdd) para 2029 y alrededor de 116,000 mdd para 2030, según Bloomberg New  Energy Finance. 

En ese marco, los países que cuentan con reservas de litio vienen desplegando diferentes estrategias para sacar ganancias del alto potencial que se les presenta por delante y México se suma a esta carrera.

El hallazgo de un yacimiento en la localidad Bacadéhuachi, en la sierra alta de Sonora, por la empresa canadiense Bacanora Lithium y la china Ganfeng Lithium, que en conjunto desarrollan el proyecto Sonora Lithium, cuenta con reservas probadas de 243.8 millones de toneladas de litio y tendrá como su principal destino de venta el mercado asiático. 

Con esta cifra, Sonora Lithium superaría con holgura los 21 millones de toneladas encontradas en el yacimiento del salar de Uyuni, en Bolivia.

Para dimensionar el tamaño que tendrá el yacimiento mexicano en manos de esas empresas, según datos de Statista, un portal alemán de estadísticas, durante 2018 el país que produjo la mayor cantidad de litio fue Australia, con un total de 51,000 toneladas, seguido de lejos por Chile, con 16,000; China, 8,000 y Argentina, 6,200 toneladas, sin contar los datos de Estados Unidos (EU) por no ser públicos.

Si bien las reservas de México todavía no están certificadas, el tamaño del yacimiento hallado en Sonora —que, según Mining Technology, es el mayor depósito en desarrollo en todo el mundo— colocó al país en el radar de los inversionistas globales de litio.

Con una inversión de 420 mdd, la compañía se encamina a iniciar la producción en su proyecto en México en 2022, a pesar de las interrupciones del Covid-19, dice Oliver O’Donnell, director de investigación de VSA Capital, y podría beneficiarse del impulso de una recuperación verde tras la pandemia, que podría estimular el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos, según el analista.

El proyecto será el primero en producir volúmenes significativos de litio en México. Se estima que de inicio la producción se aproximará a 17,500 toneladas anuales de carbonato de litio, que se duplicarán a 35,000 toneladas a partir de 2026, luego de una expansión proyectada en su inversión de 380 mdd.

Disrupciones del Covid-19

 La pandemia del Covid-19 generó suspensiones temporales y retrasos en Sonora, pero el impacto general ha sido modesto, según O’Donnell. Una planta piloto de procesamiento fue clausurada a fines de marzo para reabrir posteriormente el 7 de junio, mientras que la revisión del proyecto por parte de Ganfeng se retrasó debido a la cuarentena en China a principios de año.

 “Eso sumó unos tres meses al cronograma de revisión, pero más adelante este año deberíamos tener algunos resultados clave, como posibles reducciones de gasto de capital y algunas optimizaciones de procesos”, dice O’Donnell.

 El trabajo de los consultores estadounidenses en el diseño del concentrador y en la optimización del horno también se retrasó unos tres meses como consecuencia de las restricciones del Covid-19. “A finales del tercer trimestre, debería estar lista para avanzar y comenzar el proceso de financiamiento del proyecto”, dijo O’Donnell sobre Bacanora.

A ritmo lento

 Aunque prometedor, el camino de México en la ruta del litio recién comienza. Luego de iniciar la década del 2000 con precios por debajo de los 2,000 dólares por tonelada, el valor internacional del litio alcanzó un pico de 16,500 dólares por tonelada en 2018. Pero con una producción que ha venido creciendo por encima de 10% anual, en 2019 el precio cerró en 10,500 dólares por tonelada. 

A mediano plazo, la expectativa es que los precios se estabilicen en torno a los valores actuales, debido a que al crecimiento de la oferta le corresponderá un incremento de la demanda por la irrupción de los vehículos eléctricos y la masificación del litio en el sector energético como medio de almacenamiento. 

“Había pocos proyectos y eso hacía prever que podría sobrevenir una escasez, pero hoy hay muchas iniciativas en carpeta en Australia, Argentina y Chile, lo que hace que el precio esté en niveles más reales”, dice Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) en Santiago de Chile.

 Con la demanda asegurada en los próximos años y precios que se proyectan en niveles elevados, el escenario es propicio para que México avance en el desarrollo de su potencial. Además de encontrarse más cerca de los centros de fabricación de autos eléctricos en EU, Europa y Asia, México tiene otra ventaja. 

“La industria automotriz mexicana está mucho más integrada a las cadenas de producción globales que las industrias sudamericanas. Hay mayor probabilidad de que el litio pueda industrializarse en México antes que en Argentina, Chile o Bolivia”, dice Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB, en Buenos Aires. 

Sin embargo, aún con ese elevado potencial, todo indica que México seguirá avanzando a paso lento en el desarrollo de su industria de litio durante bastantes años más. “El gobierno está muy pausado, y se alentó más por la pandemia de coronavirus en el país”, dice Augusto Rodríguez Díaz, especialista en Recursos Minerales y Geotérmicos del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Lecciones del sur 

Ante eso, los analistas advierten que el país podría tomar nota de las experiencias de Latinoamérica que arrancaron antes la carrera. “Falta una estrategia del gobierno y un acercamiento a otros países de la región con un desarrollo más avanzado para aprovechar sus experiencias”, dice Rodríguez Díaz, de la UNAM. 

Chile, Argentina y Bolivia conforman el llamado “triángulo del litio”. Esos tres países sudamericanos concentran más de 60% de las reservas probadas de este mineral en todo el mundo. 

La participación asciende a 85% si se toma en cuenta solo la presencia del litio en salmueras, la mayor y más rentable forma de extracción. La experiencia sudamericana puede ser de utilidad para el gobierno mexicano, que se planteó como objetivo la fabricación en el país de baterías y el ensamblaje de autos eléctricos. 

Asimismo, Chile es un ejemplo de los obstáculos que hay que superar para integrar la actividad minera con la cadena productiva. Con el salar de Atacama, las exportaciones chilenas cubren alrededor de 40% de la demanda global. Sin embargo, el país sudamericano ha fracasado hasta ahora en sus intentos por darle mayor valor agregado a su producción. 

En 2016, la Agencia de Desarrollo Corfo, que controla las pertenencias mineras ubicadas en el Salar de Atacama, renegoció su contrato con la estadounidense Albemarle Corporation. 

Las nuevas condiciones le permitían a la empresa de EU más que duplicar su cuota de producción hasta 2043, con la condición de ofrecer un descuento de hasta 25% de su producción a compañías dispuestas a fabricar baterías en Chile.

 No obstante, esos planes no se concretaron. Por su parte, Argentina es el único de los tres países sudamericanos con altas reservas que prioriza la participación privada a través de concesiones.

 Aunque el país argentino aún no produce al mismo nivel que Chile, su modelo le ha permitido registrar un crecimiento muy importante en la cantidad de proyectos, dice Pérego, de ABECEB. “México puede tomar nota de los modelos que se pusieron en práctica en Sudamérica porque toda la región tiene marcos jurídicos basados en la antigua Ley de Minería, que establece que todo lo que está bajo tierra pase a ser parte del Estado”, dice el consultor. 

A pesar del cierre por la pandemia y de que la política pública va lenta, pues aún se discute la pertinencia de que el gobierno controle la extracción y explotación de este recurso, el proyecto de Sonora Lithium camina a paso firme para iniciar operaciones en 2022.

FUENTE: VANGUARDIA

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