Ofende Trump a sobrevivientes de COVID-19 con pedir no tener miedo a la enfermedad
4 minutos de lecturaAturdido por la fiebre y sin poder respirar, Scott Sedlacek tuvo la suerte de su lado en un aspecto: fue una de las primeras personas atendidas por COVID-19 en el Centro Médico Sueco de Seattle, y los médicos y enfermeras pudieron prestarle mucha atención.
Sedlacek, de 64 años, se recuperó tras recibir tratamiento con un nebulizador bronquial en marzo, pero el tiempo ha hecho poco por reducir el trauma de su enfermedad. Enterarse de los tuits y el video en los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aconsejaba no tener miedo a la enfermedad –así como la insistencia del mandatario en salir en una caravana ante el Centro Médico Walter Reed y volver a la Casa Blanca cuando aún es contagioso- lo enfureció.
“Me alegro mucho de que parezca estar bien, que tenga médicos que pueden darle medicamentos experimentales que no están disponibles para las masas” dijo Sedlacek. “Para los demás, que intentamos protegernos, ese comportamiento es bochornoso”.
Unos 7.5 millones de estadounidenses se han contagiado de COVID-19, más de 210.000 han muerto y millones más se quedaron sin empleo, Sedlacek incluido. Estados Unidos tiene menos del 5% de la población mundial, pero más del 20% de las muertes confirmadas.
Sin embargo, el paciente de coronavirus más famoso del mundo tuiteó el lunes, antes de salir del hospital tras tres días ingresado: “No le tengan miedo al COVID. No permitan que domine su vida. Hemos desarrollado, durante el gobierno de Trump, algunos fármacos y conocimientos realmente estupendos. ¡Me siento mejor que hace 20 años!”.
Reiteró ese mensaje en un video el lunes por la noche, en el que dijo “Tengan cuidado”, pero “no dejen que les domine”
“Van a derrotarlo”, dijo. “Tenemos el mejor equipamiento médico, tenemos las mejores medicinas”.
Las recomendaciones encajaban con la costumbre de Trump de restarle importancia al virus, ridiculizar a los que llevan mascarilla para protegerse a sí mismos y a otras personas y su insistencia en celebrar mítines y actos en la Casa Blanca en contra de los lineamientos federales. Aun así, horrorizó a médicos de urgencias, expertos en salud pública, sobrevivientes de la enfermedad y los que han perdido a seres queridos, que señalaron que sus despreocupadas palabras eran especialmente peligrosas en un momento en el que los contagios siguen subiendo en muchos lugares.
Marc Papaj, miembro de la Nación Seneca que vive en Orchard Park, Nueva York, perdió a su madre, su abuela y su tía por el COVID-19. Le resulta difícil seguir el consejo del presidente que no dejar que el virus “domine su vida”.
“La pérdida de los miembros más queridos de mi familia dominará para siempre mi vida en todas las formas durante el resto de mis días”, dijo Papaj, añadiendo que a Trump “no le importamos ninguno de nosotros, él se encuentra bien”.
El doctor Tien Vo, que ha administrado más de 40.000 pruebas diagnósticas de coronavirus en sus clínicas del condado Imperial de California, reaccionó diciendo: “Oh, Señor. Esa es una recomendación muy mala del presidente”.
El condado es una región agrícola junto a la frontera con México, que llegó a tener la mayor tasa de contagios de California. Sus 180,000 habitantes son en su mayoría latinos y de bajos ingresos, grupos que han sufrido de forma desproporcionada por el virus. Los casos abrumaron sus dos hospitales en mayo.
“El presidente tiene acceso a la mejor atención médica del mundo, junto con un helicóptero para llevarle al hospital si es necesario”, escribió en un email la doctora Janet Baseman, epidemióloga de la Facultad de Salud Pública en la Universidad de Washington. “El resto de nosotros que no tenemos un acceso tan rápido a tratamiento seguimos preocupados por el covid, que ha matado a un millón de personas en todo el mundo en pocos meses”.
Algunos de los partidarios de Trump dijeron que el brote en la Casa Blanca no les haría cambiar de opinión. Melissa Blundo, presidenta de la plataforma de recaudación de fondos de campaña “No Mask Nevada”, afirmó que llevar mascarilla es una opción e imponer su uso limita las libertades.
“No digo que el coronavirus no sea real. No digo que no sea una pandemia”, dijo. “Creo que podría llamarse pandemia a la tuberculosis cuando mata a una persona cada 21 segundos, pero no hemos paralizado el mundo entero. Sólo me parece interesante que estemos tomando esta pandemia en particular y cerrando economías”.
Según datos de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos, en 2019 se detectaron 8,920 casos de tuberculosis. En 2017, el año más reciente en el que se registraron muertes, 515 personas murieron por esa infección bacteriana en los pulmones.
FUENTE: VANGUARDIA