21 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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LOS CAMBIOS DE NOMBRE DEL PUENTE NACIONAL ENTRE 1806 Y 1823

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Texto/Imagen:
L.C.C. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias *
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Los planes y preparativos para la construcción de un muy necesario camino moderno según los estándares europeos de la segunda mitad del siglo XVIII, para comunicar las ciudades de México y Veracruz por la ruta de Xalapa y Perote, se hicieron hasta con 20 años de anticipación a su fecha de inicio en 1803. Su retraso se debió a diversos factores económicos y políticos, como la rivalidad de los grupos de comerciantes de estas poblaciones y el apoyo alterno de varios virreyes como Revillagigedo, Branciforte, Azanza e Iturrigaray.

El 17 de enero de 1795 se fundó el Consulado de comerciantes de la ciudad de Veracruz y en el artículo 23 de su real cédula de erección, se justifica que la construcción de este camino carretero sea el proyecto principal del Consulado. Sería dirigido por el ingeniero español Diego García Conde, quien realizaba su trabajo profesional y militar en la Nueva España desde 1789. Este ambicioso proyecto tenía dos vertientes muy importantes: construir la calzada del nuevo camino real con una serie de puentes nuevos o reparados y un nuevo gran puente de mampostería de piedra y de primer orden, para cruzar por fin y en forma segura el ancho y violento río de La Antigua.

La autorización para comenzar los trámites dieron inicio el 8 de octubre de 1798, encargándose el director de ingenieros de Nueva España, Miguel Constanzó, del franqueo al Consulado porteño del expediente del camino a Xalapa en dos remesas que contenían documentos y planos del gran proyecto, en las fechas del 19 de enero y 21 de febrero de 1799. Estos incluían los planos trazados por el ingeniero Diego García Conde en 1798 de 4 puentes de mampostería para los grandes ríos entre el paraje de La Ventilla (hoy Puente Nacional) y la ciudad de la Nueva Veracruz. Esta región inundada anualmente por multitud de arroyos y crecidas fluviales enormes, cruzaba el rumbo de Paso de Ovejas, siendo la apertura de este camino de tierra firme, la innovación del Consulado, pues permitiría abandonar el peligroso camino inundado por las aguas por el rumbo de La Antigua e impulsaría la prosperidad económica de la región de lo que fue la gran hacienda de San José de Acazónica.

Después de nueve años de litigio con el Consulado de comerciantes de la Ciudad de México que impulsaban la construcción del nuevo camino real de Veracruz a México por el rumbo de las villas de Córdoba y Orizaba desde 1796, el rey Carlos IV tomó la decisión de que cada corporativo hiciese su propia ruta y el 19 de febrero de 1803, el virrey José de Iturrigaray otorgó la autorización a los trabajos del Consulado de Veracruz, que iniciaron oficialmente el 18 de abril del mismo año con los trabajos de modernización del camino real ya existente en las difíciles cuestas de Plan del Río y San Miguel del Soldado.

Después de realizar los estudios, García Conde decidió que el gran puente se construyese a la altura del paraje de La Ventilla que había pertenecido hasta su extinción en 1804, a la alcaldía mayor de Veracruz La Vieja y ahora estaba en la jurisdicción política y militar de la ciudad amurallada de Veracruz. El sitio de cruce se localiza 50.28 kilómetros de Veracruz y a 58.66 de Xalapa.

Los trabajos preliminares del puente se iniciaron en 1803 pero fue hasta 1806 cuando entraron en su etapa de mayor esfuerzo, con los arcos ya levantados sobre las aguas. Superando muchas dificultades por las crecientes anuales y el personal contratado, García Conde entregó la obra al servicio público y la inauguró el 10 de enero de 1808, faltando de terminar solos algunas partes de importancia secundaria.

El gran puente tenía una longitud total de 302.17 metros entre sus dos glorietas laterales, un ancho de 10.3 y una altura de 14.5 metros, permitiendo que las carretas cargadas al máximo de su capacidad pudiesen transitar en ambos sentidos al mismo tiempo. Esto lo convirtió en el puente de más grande construido en el virreinato de la Nueva España, superando por mucho al Puente Grande sobre el río Lerma en Tololotlán (Jalisco), considerado con sus 180 metros de longitud, el más grande construido durante el siglo XVIII. Está construido con piedras sillares y mampostería de gran solidez, con cal y arena de muy buena calidad. Su técnica constructiva, popularmente llamada «a la romana» no difiere de la empleada en otros puentes de arcos hechos antes y después de 1808, pues reunía la experiencia y conocimientos en ingeniería hidraúlica acumulados por más 2000 años de construcciones en Europa y América. Desde que los romanos ocuparon la Península Ibérica, a la que llamaron Provincia de Hispania en 197 a. C.

Lo que sí presenta como únicos, son las diversas medidas que se adoptaron para darle mayor resistencia, estabilidad y rápida capacidad de desagüe, tratándose del cruce de un río de inmenso caudal y corriente muy fuerte, que genera un oleaje muy violento y alto durante las tormentas tropicales y huracanes que azotan cada año la costa veracruzana. Se trata en resumen, de una estructura inmensamente fuerte y estable, diseñada para durar con una vida útil de 200 años en un río tan bravío que tiende a socavar progresivamente los cimientos.

Se compone de dos partes: la parte propiamente dicha del puente, con una longitud de 192.25 metros sobre las aguas del río, que atraviesa con 7 arcos: un gran arco central de medio punto con 18.59 metros de ancho, flanqueado por 6 arcos gemelos de medio punto rebajado de 12.53 metros cada uno, tres en cada extremo. La segunda parte es la calzada que le une a la orilla del lado septentrional que va hacia Xalapa: presenta una desviación curva de 103.65 metros por el suroeste hasta alinearse con el norte. Bajo aquella, existe un arco de 10 metros que sirve como gran alcantarilla para el desagüe del torrente que bajaba de la barranca del cerro San Fernando.

Posee también 55 desagües de diseño abocinado y anteriormente tenia juegos de guardarruedas cónicos cerca de los pasamanos en cada lado y que hoy ya no existen. Está rematado con 2 glorietas circulares de 33.43 metros de diámetro en cada extremo. Fueron hechas para descanso de los viajeros al final de la obra.

Durante muchos años del siglo XIX fue el único paso seguro por el río La Antigua, no solo para los comerciantes y arrieros, sino para los ejércitos nacionales y extranjeros con su caballería y pesados vagones de provisiones, municiones, así como de piezas de artillería de hasta 3 toneladas de peso. Su ubicación a medio camino entre Veracruz y Xalapa por la principal vía de comunicación le dio al puente y al poblado que fue creciendo alrededor, una importancia estratégica en épocas de conflictos. El bando que ocupase la Aduana de Veracruz, fuente de riqueza continúa por el cobro de los derechos de importación y exportación con el resto del mundo y el Puente del Rey como paso de cruce seguro para los convoyes y recuas comerciales, podía controlar en buena medida la economía del México Independiente (1821-1876), financiar su propia causa y establecer condiciones favorables de negociación política y económica.

Tal fue su importancia de esta obra, que muchas veces en los documentos civiles y militares se le llamaba únicamente «el Puente».

EL PUENTE DEL REY (1806 – 1821)

El 1 de diciembre de 1806, estando la obra a pleno y a través del oficio que García Conde fechado el 27 de noviembre, se presentó a la junta de gobierno del Consulado de Veracruz, la instrucción del virrey Iturrigaray acerca de que la estructura se llamara «Puente del Rey», en honor a Carlos IV de España, quien gobernaba el imperio desde el 14 de diciembre de 1788 (Fernández, 2011:46)

La noticia de esta denominación se dio a conocer a los comerciantes y vecinos de la ciudad de Veracruz. Al finalizar la construcción, en la glorieta situada al suroeste se colocó una pilastra con una lapida conmemorativa que especificaba el nombre del monarca. Hoy en día está desaparecida pero puede apreciarse en el famoso grabado hecho por Emily Elizabeth, esposa del diplomático Henry George Ward en 1826.

Este nombre oficial lo conservó hasta el final del virreinato de la Nueva España. Después fue sustituido por razones políticas. Actualmente en los años que han transcurrido del siglo XXI, después de ser restaurado e investigado en la década de 2010, el uso del nombre original se ha ido recuperando y ampliando, pues al conocerse la magnitud de esta obra arquitectónica en relación a otras, así como su importancia histórica, el pueblo del Estado de Veracruz y el sector académico lo llaman también «El rey de todos los puentes».

En las primeras horas del 16 de septiembre de 1810 estalló la rebelión del cura Miguel Hidalgo y del capitán Ignacio Allende contra la autoridad virreinal en el pueblo de Dolores, en la zona del Bajío. Este suceso fue el inicio de una muy violenta revolución que durante once años hundió al virreinato de la Nueva España tanto en lo social y político como económicamente. Una de sus consecuencias fue paralizar la construcción de los caminos que ambos consulados de comerciantes estaban realizando entre Veracruz y México, al atacar los insurgentes los campamentos de trabajadores. El camino por Córdoba y Orizaba dejó de construirse en 1810 y el de Xalapa y Perote en 1812.

El ejército novohispano -después llamado realista- se encargó de enfrentar la rebelión mientras España libraba su propia guerra entre 1808 y 1814, por expulsar a los franceses de Napoleón I. Haciendo un gran esfuerzo de logística y organización, desde la península Ibérica arribaron entre 1812 y 1817 varios regimientos y batallones de infantería que reforzaron a los realistas y pudieron gradualmente ir venciendo a los líderes insurgentes. Cuya falta de experiencia militar y constantes discordias, intrigas y luchas por el poder y coordinarse en una gran campaña conjunta, los llevaron a casi todos al desastre.

El 8 diciembre de 1815 la división del brigadier Fernando Miyares y Mancebo expulsó al caudillo insurgente Guadalupe Victoria del fortín que había establecido en 1814 en lo alto del cerro de La Derecha y que vigilaba el paso del río, donde cobraba contribuciones a los convoyes del Consulado de Veracruz y hostilizaba el transito de las tropas entre Veracruz y Xalapa. Este fortín con todas sus provisiones y artillería fue capturado sin batalla por el batallón de Voluntarios de Navarra del coronel José Ruíz, al ser evacuado por Victoria y sus hombres ante el temor de verse completamente rodeados después de 7 días de sitio. Miyares lo renombró como Atalaya de la Concepción. El ejército realista ocupó la importante posición del Puente del Rey hasta el final de la guerra y estableció otro fortín a partir del 9 de diciembre de 1815 al lado opuesto del río, llamándolo del Rey Don Fernando VII.

Otros fortines construidos por Victoria y sus combatientes en La Antigua, Monte Blanco y Palmillas, así como sus puertos de Nautla, Boquilla de Piedras y otras posiciones, fueron cayendo uno por uno entre 1815 y 1818. Al final de ese año, la causa insurgente en la provincia de Veracruz estaba en claro declive. Muchos insurgentes aceptaron el indulto, tierras y servir con las armas al rey, mientras que otros como Victoria, se ocultaron durante años esperando la oportunidad de resurgir. Amparado por el hacendado español Francisco de Arrillaga, Victoria se escondió en cuevas de la agreste región comprendida entre los actuales municipios de Paso de Ovejas y Soledad de Doblado.

EL PUENTE IMPERIAL (1821 – 1823)

El 24 de febrero de 1821 el general Agustín de Iturbide proclamó el Plan de Iguala, con el que se pretendía poner fin a la sangrienta guerra uniendo a los contingentes realistas e insurgentes en un solo ejército comandado por él. Fue la reacción contra la segunda aplicación de la constitución liberal de Cádiz, proclamada en 1812 y que se oponía a la monarquía absoluta del rey Fernando VII. Este plan se componía de cuatro principios, tres de ellos, «Religión, Independencia y Unión» fueron sustentados con las armas por el Ejército Trigarante. Pero el segundo, «Mantener la monarquía encabezada por Fernando VII o alguno de los miembros de la Corona española» dividió las opiniones a tal grado, que líderes como Victoria -salido de su exilio- no lo apoyaron, pues su ideal de modelo de gobierno era la república federalista a semejanza de la existente en los Estados Unidos de Norteamérica; país que les había ayudado con armas y pertrechos durante años.

No obstante, el movimiento terminó triunfando pues Vicente Guerrero y otros líderes de su causa se unieron para lograr su anhelo de independencia, que no pudieron conseguir por sí solos. Después de numerosos combates en todo el país, el 24 de agosto de 1821 se firmaron los Tratados de Córdoba, donde Iturbide y Juan de O’Donojú, el último jefe político superior de la Provincia de Nueva España. Fueron una extensión del Plan de Iguala consistente en 17 artículos. Se pretendía «el reconocimiento de México como un imperio independiente de la Monarquía española» y no como una república. Las hostilidades entre las últimas fuerzas realistas y el nuevo Ejército Trigarante finalizaron cuando O’Donojú fue reconocido por las fuerzas realistas y expedicionarias y ordenó su gradual y pacífica evacuación del país. El siguiente 27 de septiembre, Iturbide y Guerrero entraron triunfantes a la Ciudad de México con una fuerza de 7 282 soldados de infantería, 7 955 de caballería y 763 de artillería, con 70 cañones de diferentes calibres, poniendo ambas acciones el fin a la guerra.

Al día siguiente se realizó la firma de la Acta de Independencia del Imperio Mexicano, mediante el cual el Imperio Mexicano declaró su independencia del Imperio español. Muchos españoles, como Diego García Conde, se quedaron a vivir en México y formaron parte importante del Ejército Imperial Mexicano -que reemplazó al Trigarante y antecedió al Nacional- que nació el 18 de mayo de 1822 al proclamar al generalísimo Iturbide como Primer Emperador de México.

Llama la atención que durante los combates que el Ejército Trigarante sostuvo con los realistas, meses antes del 24 de agosto de 1821, ya se utilizaba el nombre de «Puente Imperial» en los informes militares sin existir todavía una seguridad completa sobre el triunfo del Plan de Iguala, pero sí una aceptación plena de su principio monárquico. Por ejemplo, el 29 de mayo el coronel Antonio López de Santa Anna reporta las acciones con qué se logró la capitulación de la villa de Xalapa, al «Señor general en jefe del Ejército de las Tres Garantías D. Agustín de Iturbide»:

«Después de una marcha tan penosa como violenta y meritoria, dirigiendo el cañón con parte de la caballería por el camino del Paso del Macho, Santa Fe, Puente Imperial, etc., reuní mi división el día 29 del próximo pasado con la sección que estaba en las Ánimas al mando del capitán D. Joaquín Leño.» (Escamilla, 2008:35)

A inicios de 1822 Iturbide ordenó aprehender a Guadalupe Victoria, el cuál consiguió escapar con la ayuda de dos españoles y refugiarse en su antigua zona de guerra en Veracruz. El emperador no solo ordenó su captura sino custodiar fuertemente el que ahora es llamado oficialmente el Puente Imperial, ya que temía que fuese tomado por Victoria y lo convirtiese en una base fuerte como había hecho en 1815. Una respuesta que es enviada a Iturbide por Domingo Estanislao de Luaces, militar originario de Montevideo, intendente de Puebla y ex comandante del regimiento de Zaragoza llegado en 1817, lo ejemplifica:

«Excmo. Sr.:

He recibido el oficio de V.E. No. 61 de 3 del presente, el que inserta el que con fecha 1o. del mismo dirigió a V.E. el Gobernador de Veracruz sobre noticias que tenia del paradero de D. Guadalupe Victoria y disposiciones que había tornado para resguardar el Puente Imperial, y platas que iban en camino, de cualquiera tentativa de dicho Victoria; y enterado de todo digo a V.E. en contestación, que apruebo en un todo las disposiciones que V.E. había tornado, esperando que no se omitirá diligencia alguna hasta
aprehender a Victoria, y acaIlar cualquiera voz que corra contraria al actual sistema, aplicando el mayor esfuerzo a conservar la tranquilidad publica sobre esto.

Descansando yo en el celo y prudencia de V.E.

Dios, febrero 8 de 1822.
D. Lllaces. (Rubrica)» (Rubio Mañé, 1960 :436)

El Primer Imperio Mexicano con el emperador Agustín I al frente, sufrió la rebelión del Plan de Veracruz proclamado el 2 de diciembre de 1822 por Santa Anna y Victoria y después la del Plan de Casamata, encabezada por Santa Anna y respaldado por los ex insurgentes Vicente Guerrero, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, a partir del 1 de febrero de 1823.

Se dieron bastantes combates entre las fuerzas militares del gobierno y los rebeldes de Santa Anna, cuyo triunfo se dio el 19 de marzo de 1823 con la abdicación del emperador. Y la restitución del Congreso disuelto por él y donde rivalizaban tres corrientes sobre la forma de gobernar México: monárquicos (los que aceptaron a Iturbide como emperador), republicanos (con mayoría de insurgentes y los decepcionados del emperador, que querían una república similar a la estadounidense) y borbonistas (quienes a falta de un rey de la casa de Borbón, preferían una república).

EL PUENTE NACIONAL (1823 – 2023)

El 31 de marzo de 1823, el Congreso se reunió y le otorgó el Ejecutivo a un triunvirato denominado Supremo Poder Ejecutivo, cuyos miembros eran los generales Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria. Los congresistas abolieron el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, dejando al país libre de elegir cualquier sistema de gobierno, además anularon la designación de Iturbide como emperador el 7 de abril.

En los días siguientes se emitieron numerosos decretos que fueron preparando el terreno para instaurar el gobierno republicano y desterrar los vestigios del anterior régimen imperial. El 28 de abril de 1823, Francisco Molinos del Campo, Jefe Superior Político Interino de la Provincia de México, dio a conocer un decreto del Congreso Constituyente Mexicano emitido el día 16, por el que se determinó que:

«Los “establecimientos públicos, oficinas, y a todo lo que antes llevaba el nombre de Imperial, se sustituya por el de Nacional” (Lozano y Dublan, 1876:635)

De este forma el Puente Imperial pasó a ser renombrado «Puente Nacional» sin que fuera necesaria una ceremonia o acto oficial particular en el sitio. Se aplicó en forma automática la ley y los usos y costumbres del pueblo hicieron el resto con el paso de los años.

El 16 de abril de 2023 se cumplieron 200 años de que el antiguo Puente Rey, llamado Puente Imperial por dos años, fuese finalmente denominado Puente Nacional, como reflejo de los conflictos militares y políticos de una joven nación en formación. Donde por su posición estratégica en el camino real -que también pasó a llamarse Camino Nacional- adquirió importancia decisiva para el futuro de México.

  • El autor de este tríptico es originario de la ciudad de Veracruz, tiene el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Veracruzana, Técnico en Informática por el Centro de Estudios en Computación y Diplomado en Historia del Arte Prehispánico, Colonial y Mexicano por el Instituto Veracruzano de la Cultura entre otros estudios. Ha sido profesor en varios colegios de educación media superior en Veracruz, Soledad de Doblado y la Universidad Empresarial en Boca del Río. Se tituló con honores en 2003 y entre muchos reconocimientos a su trayectoria profesional, ha sido galardonado dos veces con el Diploma de Honor y la Medalla de la Institución de la Superación Ciudadana del H. Ayuntamiento de Veracruz en 2014 y 2016, el título de “Hijo adoptivo del pueblo de Tolome” en 2020 y propuesto en 2023 a la Medalla General Emiliano Zapata Salazar, doctorado honoris causa por el Consejo Académico Mundial de la Academia Internacional del Centro de Capacitación y Certificación Científico Tecnológico Laboral y los reconocimientos del Conservatorio Nacional de Historia y Civismo delegación Veracruz y del grupo cultural ARTVER. Actualmente es conferencista internacional, investigador independiente, asesor municipal en historia militar, artista audiovisual, diseñador y escritor, explorador de rutas históricas y guía-senderista. Desempeña los cargos de director-fundador del equipo de Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México, presidente-fundador de la Real Academia de las Artes por la Hispanidad, director de Investigación, Análisis y Proyección Históricas del Proyecto Ruta de Cortés del Consorcio Constructor de Empresas Mexicanas, coordinador-estatal de cultura de la Promotora Nacional de Economía Solidaria y presidente del Comité Veracruz-Boca del Río de la A.P.N. Profesionales por México. Es miembro historiador en Cronistas de Veracruz, A. C., del Patronato de la Casa de la Cultura de Ciudad José Cardel y de los comités “Conmemoración Batalla de Tolome 1832” y “Festejos 180 años del Ilustre Instituto Veracruzano”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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José María Lozano y Manuel Dublán. LEGISLACIÓN MEXICANA O COLECCIÓN COMPLETA DE LAS DISPOSICIONES DESDE LA INDEPENDENCIA DE LA REPÚBLICA. Tomo I, Edición Oficial, Imprenta del Comercio a cargo de Dublan y Lozano, Hijos, 1876.

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Rubio Mañé, J. Ignacio. ALGUNAS NOTICIAS PARA LA BIOGRAFIA DEL PRIMER PRESIDENTE DE LA REPUBLICA MEXICANA GENERAL DON GUADALUPE VICTORIA. Colegio de Biblioteconomía y Archivonomía, de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 1960.

Fernández, Ángel José. CONSTRUCCIÓN DEL CAMINO A LA RUEDA POR XALAPA Y PEROTE, 1803-1812. Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias, Universidad Veracruzana, Xalapa, Veracruz, 2011.

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS

Gaspar Cobarruvias, Mario Jesús. LOS CUATRO GRANDES PUENTES DISEÑADOS POR EL INGENIERO DIEGO GARCÍA CONDE EN 1798, Sitio de Egresados de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, Universidad Veracruzana,12 de abril de 2016: https://efacico.com/2016/04/12/el-puente-nacional/

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