Las mañaneras del presidente
3 minutos de lecturaEsteban Ramírez Zepeta
Mario Riorda Decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba. Magíster en Política y Gestión Pública en colaboración con Georgetown University y Licenciado en Ciencia Política, Universidad Católica de Córdoba así como Doctor en Comunicación Social, Universidad Austral, consideró “La comunicación política tiene un objetivo: generar consenso. Si la comunicación política no actúa bien, no hay consenso y si no hay consenso, no hay buena gestión. El consenso es la búsqueda de acuerdos políticamente operantes centrados en la idea de que, si bien puede haber (y de hecho probablemente siempre existan) grupos en los márgenes del consenso, o bien fuera de éste, las políticas de un gobierno deben ser aceptadas socialmente por la mayor cantidad de personas. Éste también es un modo de entender la legitimidad como elemento clave para dotar de estabilidad a un gobierno. Por ello, el cambio social discontinuo, que crea fuertes desequilibrios entre las expectativas y las posibilidades, hace del consenso y por ende de la estabilidad política, un bien escaso (Lipsitz, 1977: 53-54)”.
Comunicar en política es la posibilidad de generar esperanza, como factor predominante en la vida social. Representa una de las principales tareas en las que debe profesionalizarse toda persona que aspira incursionar en la vida política o vida pública de su país.
La esperanza, es la expectativa de tener mejores condiciones de vida, la esperanza se teje en la conciencia con hilos muy finos, formados por credibilidad, congruencia, circunstancia, tiempo y oportunidad.
Ya he platicado en este espacio sobre la importancia del consenso como base fundamental del desarrollo democrático de la sociedad. Sin embargo, cuando ciertos sectores opositores al gobierno lejos de contribuir con ideas y propuestas, se dedican a señalar sistemáticamente que en todo hay equivocaciones, sin aportar soluciones, estamos frente a otro fenómeno social que representa un retroceso democrático.
En los gobiernos del PRI y el PAN no hubo una comunicación tan directa como hoy sucede en el gobierno Federal que encabeza el presidente de Andrés Manuel López Obrador, la agenda gubernamental estaba constituida por un conjunto de actos y eventos que hicieron tradición, sin embargo la comunicación era a través de la censura y la emisión de boletines oficiales que obligaba a informar sólo lo que el gobierno quería que el pueblo supiera.
En el contexto de la alternancia del poder entre el PRI y el PAN en el 2000, con la llegada de Vicente Fox hubo una pequeña luz democrática que se apagó con la enorme corrupción que prevaleció durante sus dos administraciones.
La realización de una rueda de prensa todas las mañanas en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, no sólo habrá de marcar una tendencia, crear un récord y establecer el compromiso de informar a diario de forma directa ante los medios de comunicación, sino institucionalizar lo que ya debe quedar como un acto permanente y obligatorio de la presidencia de la República.
El presidente nos demuestra que sí se puede estar cerca de la gente informando y sobre todo escuchando las inquietudes, demandas y propuestas de una sociedad que confía en sus medios de comunicación.