21 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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HISTORIA DE LA VIGÍA DE ZEMPOALA

17 minutos de lectura

Texto/Imagen:
L.C.C. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias *
(Versión publicada el 11 de septiembre de 2020 y actualizada el 12 de febrero de 2024)
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Entre 1756 y 1763 estalló la Guerra de los Siete Años que enfrentó a dos alianzas de países liderados por Inglaterra y Francia. En agosto de 1861 España se sumó a los franceses e inició las hostilidades el 15 de enero de 1762. Una flota de invasión inglesa compuesta por 19 navíos de línea, 18 fragatas y 10 000 soldados procedentes de su base en la isla Martinica, alcanzó las costas de Cuba el 5 de junio. Los españoles presentaron una dura resistencia que causó 2 764 muertos en combate o por fiebre amarilla, heridos y prisioneros, además de hundirles 3 navíos de línea a los ingleses. Mismos que se vieron reforzados por tropas procedentes de sus colonias en Norteamérica. El 11 de agosto la flota inglesa devastó La Habana con un bombardeo marítimo y entre el 12 y 13 se firmaron las capitulaciones. El 14 los invasores ocuparon La Habana y permanecieron en ella hasta julio de 1763.

La pérdida de su más importante puerto en el Mar Caribe, a donde arribaban para entrar y salir de América, las flotas comerciales de la Carrera de Indias, despertó la alerta en el Imperio Español y se reforzaron las defensas en las islas y en tierra continental. Para ello se enviaron más tropas, cañones e ingenieros militares. Muchos de ellos procedían del Real Cuerpo de Ingenieros y estaban graduados en la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación de Barcelona fundada el 15 de octubre de 1720. También se enviaron oficiales para entrenar a las milicias locales ya existentes y formar nuevas en las poblaciones costeras y de clima hostil para los nacidos en tierra frías y templadas.

En las décadas siguientes del siglo XVIII el principal enemigo de las costas hispanoamericanas fue la armada inglesa y gran parte del presupuesto de defensa se concentró en la provincia de Veracruz del virreinato de Nueva España, para evitar que se repitiese la desastrosa captura de La Habana en el estratégico puerto de Veracruz.

Resultante de ese estado constante de alarma, se hicieron muchos planes y estrategias de defensa, así como también se arreglaron los caminos reales entre las ciudades de Veracruz y México, construyéndose muchas fortificaciones, como más defensas exteriores en la fortaleza de San Juan de Ulúa (1759-1786), las puertas y murallas de Veracruz en mampostería (1763-1804), la fortaleza de San Carlos en San Miguel de Perote (1770-1775) y baterías de cañones en Alvarado (1764-1796), Antón Lizardo (1771) y Mocambo (1768).

LAS VIGÍAS DEL SENO MEXICANO

El 1 de septiembre de 1771, el ingeniero español Miguel del Corral propuso la instalación de torres de vigilancia costera en determinados puntos de la costa veracruzana donde los ingleses podrían desembarcar. Se levantarían a poco costo, torres con un corto personal que avisaría de la presencia de naves sospechosas a las guarniciones cercanas, usando banderas o humaradas de fuego. Ya completo el sistema y a manera de telegrafía óptica, se avisaría rápidamente desde Alvarado hasta Veracruz y desde Veracruz a Cempoala. Este sistema había sido probado con éxito en las costas españolas durante el reinado de Felipe II (1554-1598), previniendo ataques de piratas de otras naciones.

Se necesitaban construir cuatro torres: tres entre Antón Lizardo y la barra de Alvarado y una entre esta y Boca del Río. Otras estarían en la boca de los ríos Chachalacas y Juan Ángel (B. Trens, 1992:276).

Para referenciar tales sitios de vigilancia, en 1771 se hicieron un reconocimiento y un mapa detallado de las costas titulado MAPA DE UNA PORCIÓN DE LA COSTA DEL SENO MEXICANO A BARLOVENTO DE VERACRUZ, CON EL TERRENO INTERIOR HASTA LAS VILLAS DE XALAPA Y CÓRDOBA firmado por el ingeniero-director Manuel de Santistevan y el ingeniero Miguel del Corral.

Con el nombre de Seno Mexicano se denominaba al territorio aledaño al Golfo de México como Tamaulipas y la costa norte de Veracruz, abarcando también Texas, Luisiana y Florida. Esta región ya había sido explorada desde 1518 por las expediciones de Francisco de Grijalva, Francisco Álvarez de Pineda. Francisco de Garay y Hernán Cortés, pero en el siglo XVIII estaba escasamente poblada y en opinión de Miguel del Corral en 1783:

«En toda esta costa no hay abrigo ni cala donde se pueda refugiar embarcación alguna, es muy bravía y borrascosa» (Moncada Maya, 2003).

El siguiente 17 de enero de 1775 se firmó el «Plan de Defensa del Reino de Nueva España por las Costas Colaterales a Veracruz» por Santistevan, Agustín Oramo, Nicolás Devis y Segismundo Font. En lo relativo a las costas entre Alvarado y Zempoala menciona lo siguiente:

«La porción de costa desde el Río de La Antigua hasta la punta de Zempoala es también a propósito para desembarcar; pero la playa reducida y más difícil acceso que la antecedente. Dista Zempoala de La Antigua cuatro leguas [19.31 kilómetros], consiste en una choza donde continuamente se mantiene un vigía con un hombre en disposición de entrar a caballo y dar aviso a Veracruz de lo que se advierte en el mar, cuyo servicio corresponde a los vecinos de La Antigua.

Para defensa del paso del Río Grande o de La Antigua ha de hacerse con el mayor empeño y por si el enemigo para evitar el paso desembarcase en la playa que hay entre la desembocadura y la punta de Chachalacas y se dirige por la orilla del río al pueblo, convendrá fortificar algunas avenidas y guarnecerlas de artillería como igualmente un paraje río abajo en que se estrecha el valle en méganos y monte impenetrable, y otro en que se encamina al pueblo de San Carlos, para oponerse al enemigo si intenta sorprender al puerto por la playa, emprendiendo desde la playa su marcha por la orilla del río Chachalacas; estas tropas han de defenderse hasta el extremo y en caso de retirada tomarán el camino real para Jalapa, después de clavada la artillería e inutilizadas las cureñas y municiones (si no pudieran llevarlas) y disputarán el terreno al enemigo palmo a palmo, eligiendo terrenos ventajosos hasta que les lleguen los socorros del cuartel más inmediato» (B. Trens, 1992:276-277).

LA VIGÍA DE ZEMPOALA

En 1777, Miguel del Corral trazó para el virrey Antonio María Bucareli y Ursúa un mapa a escala reducida de otro mayor, donde con la mayor exactitud posible se representa la PORCIÓN DEL SENO MEXICANO, DESDE PUNTILLA DE PIEDRAS AL SURESTE, HASTA LA BARRA DE COATZACOALCOS, apareciendo ya señalada la Vigía en la Punta Zempoala, utilizando el término «vixia» (Moncada Maya, 1993:68).

El 7 de mayo de 1785, del Corral informaba desde San Juan de Ulúa, la existencia de un barracón en Vergara, paraje próximo a la batería de Punta Gorda, para alojar al cuerpo de dragones y lanceros que patrullaban la costa cercana a la ciudad de Veracruz.

El 30 de abril de 1793 desde Veracruz, informaba de los sitios que se habían establecido desde la ciudad portuaria hasta Boquilla de Piedras en la costa de barlovento, dotados de galeras para alojar a su personal:

«Boquilla de Piedra.— 3 leguas.— 2 milicianos.
Laguna Verde.— 3 leguas.— 2 milicianos.
Potrero del Farallón.— 2 leguas.— 1 cabo y 4 soldados.
Vigía de Zempoala.— 3 leguas.— 1 cabo y 4 soldados,
San Carlos.— 2 leguas.— 1 cabo y 4 soldados.
La Antigua.— 3 leguas.— 1 cabo y 4 soldados.
Rio Medio.— 3 leguas.— 1 cabo y 4 soldados.
Veracruz.— 2 leguas.—.»

(B. Trens, 1992:277)

Acompañaban a este informe una serie de anotaciones, indicando que había un vigía en Zempoala pagado por la Real Hacienda, que la tropa de los puestos desde Palma Sola hasta la Playuela (desembocadura del río La Antigua) era relevada cada 15 días, que cada puesto disponía de una garita capaz de alojar de 7 a 8 hombres y que los cabos al mando de cada uno, eran del cuerpo de milicias y no del ejército regular (B. Trens, 1992:277).

El 11 de julio de 1783 se informaba de obras provisionales establecidas en ambas costas de la ciudad de Veracruz:

«Vigías que deben establecerse en esta costa de Barlovento, desde Boquilla de Piedras a esta plaza:

1a. En Boquilla de Piedras.

2a. En Palma Sola, en lugar de la que se estableció en Laguna Verde.

3a. En el Cerro de la Mancha, en el lugar de la que se estableció en el Potrero del Farallón» (B. Trens, 1992:277).

En las anotaciones de este informe, se indicaba que:

  1. Ya estaban bien situadas las proyectadas para la Vigía de Zempoala, San Carlos y La Antigua.
  2. Se recomendaba establecer otra en la barra del río Juan Ángel para agilizar el envío de mensajes entre el Cerro de la Mancha y San Carlos, debiéndola hacer los lanceros y los dueños de los montes inmediatos proporcionarían los materiales.
  3. La barraca situada en los callejones del río La Antigua tendría un costo no superior a los 100 pesos.
  4. Existían entre 15 ranchos, haciendas y casas particulares en las inmediaciones de los 8 puestos de vigía y juntos movían unas 5.000 cabezas de ganado vacuno manso o de rodeo, así como 580 caballos y yeguas bien provistos de pastos y agua.
  5. El puesto de Boquilla de Piedras era el situado más al norte, a unas 25 leguas de Veracruz (104.75 kilómetros) y para que los mensajes llegaran en unas 10 horas de tiempo, se recomendaba tener disponible una canoa en la barra del Platanar (al noroeste de Palma Sola) y otra en la barra de la Mancha en época de lluvias.
  6. Cuando se tuviese noticia de una embarcación extraña, se ordenaba que no quedase ganado alguno que pudiera ser aprovechado por el enemigo, que los alcaldes mayores y tenientes de justicia de los pueblos se retiraran tierra adentro y que matasen al ganado vacuno, cimarrón y alzado.
  7. Se penaba bajo ejecución militar, a los habitantes que por algún medio ayudaran a los enemigos desembarcados, se enfatizaba que llevaran los bienes que pudieran a los parajes donde se encontrasen las tropas novohispanas.

El 28 de enero de 1789 en el EXTRACTO DE LAS PROVIDENCIAS TOMADAS POR EL EXCELENTÍSMO VIRREY MARQUÉS DE BRANCIFORTE, CON MOTIVO DE LA ACTUAL GUERRA y redactado por Manuel Pastor en Orizaba, se conoce que se construyeron dos galerones en La Antigua y Zempoala para apostar lanceros y de ser necesario tropas veteranas o de milicias (B. Trens, 1992:278).

Esta es la primera noticia que confirma la construcción del puesto militar conocido como la Vigía de Cempoala, pasando de una choza de madera con un centinela a un edificio de mampostería de piedra para alojar a un destacamento completo.

El 16 de noviembre de 1796, el ingeniero militar Diego García Panes confirmó la existencia y ubicación del lugar:

«De esta barra a la del riachuelo de Chachalacas hay dos leguas y de ésta otras dos a la nombrada de Juan Ángel, sobre la que está la vigía de Zempoala y estas dos bocas son de poca agua, pues llegan a secarse en el verano» (B. Trens, 1992:278).

DURANTE EL SIGLO XIX

Durante la Guerra de Independencia (1810-1821) se interrumpió el servicio de vigilancia costero en varios de los ocho puestos ya mencionados. El 1 de enero de 1816, Juan Camargo, teniente-coronel de ingenieros, informa al brigadier Fernando Miyares y Mancebo, gobernador interino de la ciudad de Veracruz, su RELACIÓN CIRCUNSTANCIADA DEL ESTADO DE LAS FORTIFICACIONES EXISTENTES EN LA PLAZA DE VERACRUZ, SUS COSTAS Y REAL FUERZA DE SAN JUAN DE ULÚA EN FIN DEL AÑO DE 1815, mencionando el puesto de Zempoala al actualizar los datos del viejo informe presentado por Miguel del Corral en 1785:

«A distancia de 14 leguas de esta plaza estaba la vigía de Zempoala, había una casa de material para habitación de los vigías y de la tropa de lanceros que estuviese allí destacada» (Ortiz Escamilla, 2008:228).

El 20 de abril de 1817, el teniente-coronel José Antonio Rincón Calcáneo informaba al virrey Juan Ruíz de Apodaca desde el puerto de Boquilla de Piedras, cuya captura desalojando a los insurgentes había dirigido el año anterior:

«Para cuidar la parte de la costa de Sur y Norte que media desde el pueblo de Nautla al de La Antigua… se restableciera, con preferencia a todo… el destacamento que antiguamente se hallaba situado en el paraje llamado Zempoala, con el mismo objeto de examinar si se aproximaba algún buque enemigo, y a hacer agua en los arroyos o ríos o proveerse de ganados, el que en mi concepto debería contar con cuatro o cinco hombres fortificados en el mismo sitio donde aun existe la casa y torreón del tiempo pasado. También me parece conveniente se fundara en el cerro de La Mancha, o Farallón… otro destacamento también de la misma fuerza que significo para Zempoala» (Melgarejo Vivanco, 1976:93).

Durante muchos años la Vigía de Zempoala estuvo presente en las previsiones para defender a México, una vez que se separó políticamente de España en 1821. Por ejemplo, el diputado y coronel Ignacio de Mora y Villamil la recomienda en los sitios a fortificar en LAS DEFENSAS DE MÉXICO EN 1824, a solicitud del Congreso, sobre la defensa del litoral del Golfo ante una posible invasión:

«Hay otro fondeadero bueno en la ensenada de Bernal: La Sierra de la Villa Rica llega hasta la punta, donde concluye con dos cerros muy propios para fortificarse, aunque no hay agua muy cerca, pero este inconveniente se salva en el cerro de la Mancha, (poco más al sur) donde debe ponerse la vigía de Zempoala, la cual se halla en medio de la ensenada de Juan Ángel, distante de la playa como legua y media. (Sin duda la pusieron allí porque la figura del terreno manifiesta que hace poco tiempo llegaba la mar hasta cerca de dicha vigía). En los cerros de la Mancha y Bernal toca la mar al pie y rompe muy poco por estar a cubierto: los Corsarios han preferido este punto para fondearse» (Mora y Villamil, 1824:28-29).

El antropólogo José Luis Melgarejo Vivanco en su obra BOQUILLA DE PIEDRAS, EL PUERTO DE LA INSURGENCIA publicada en 1976, menciona que:

«No para la historia, sino para la geografía moderna, esta poción de la costa fue interesando. En la «Carta» levantada el año 1859, por instrucciones del vicealmirante Baudin, se dibujó el perfil y se dieron las alturas de Los Atlixcos, María Andrea, Bernal Grande, Bernalillo, Cerro de Sombreros, y Tres Picos o Manuel Diaz. La inglesa, publicada en Londres el año1882, fijó las alturas, en pies, de Los Atlixcos, María Andrea, Bernal Grande, y Zempoala; pero ya en el Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de don Antonio García Cubas, publicado a partir de 1888, los datos fueron más completos para el Zempoala (Tres Picos), Bernal (La Cantera), Bernal Chico, Bernal Grande, María Andrea, Punta Delgada, La Mancha, y Sierra de Palmas» (Melgarejo Vivanco, 1976:23-24).

El nombre de «Tres Picos» que menciona Melgarejo Vivanco para Zempoala, se refiere a dos grandes médanos de arena y llenos de vegetación, que miran al Golfo de México y dispuestos en fila siguiendo el perfil de la Punta Zempoala, teniendo un tercero a corta distancia tierra adentro. En la superficie de este último se construyó la Vigía de Zempoala, tal como se aprecia en el CROQUIS DE LOS TERRENOS DE LAS HACIENDAS PASO DE VARAS Y MANGA DE CLAVO trazado en 1850.

En el Tomo V de su DICCIONARIO GEOGRÁFICO, HISTÓRICO Y BIOGRÁFICO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS publicado en 1891, el geógrafo mexicano Antonio García Cubas mencionó el sitio donde se construyó la Vigía de Zempoala:

«Zempoala. Punta de la costa veracruzana, á 42 kilómetros al N.O. del puerto de Veracruz, y 8 al N. de la barra de Chachalacas» (García Cubas, 1891:506).

Entre agosto de 1890 y mayo de 1891, se realizó la expedición de la Comisión Científica de Cempoala dirigida por el arqueólogo Francisco del Paso y Troncoso, que trató de localizar sin éxito los vestigios de la Villa Rica de la Vera Cruz fundada por la expedición del capitán-general Hernán Cortés en junio de 1519 en la bahía frente al pueblo totonaco de Quiahuiztlan. Sus miembros también ascendieron al médano donde se hallaba la Vigía y después de despejar de maleza el área circundante, hizo registro fotográfico revelando en parte la arquitectura del viejo edificio construido en 1789.

Los cimientos de la fortaleza de Villa Rica fueron finalmente localizados en junio de 1933 y posiblemente a partir de este hecho, se gestó en la región el mito de que Cortés y Malintzin (apodada erróneamente La Malinche) habían ocultado el tesoro de Moctezuma en la Villa Rica o algún sitio cercano. En el marco de un México que estaba reconstruyéndose después de la Revolución de 1910 a 1920, la Guerra Cristera de 1926 a 1929 y los conflictos agrarios por la repartición de la tierra y la formación de los ejidos desde 1915 hasta 1940, los pobladores empobrecidos y personas ambiciosas tanto nacionales como extranjeras; propiciaron una búsqueda frenética que solo logró la devastación de varios sitios prehispánicos relacionados con las culturas de Zempoala y Quiahuiztlan.

La galera de la Vigía de Zempoala fue también saqueada y objeto de excavaciones que destruyeron sus muros y parte de su estructura. B. Trens comentó lo siguiente:

“De ahí data, nos dice José Luis Melgarejo Vivanco, la galera de vigía que sobre la punta de Cempoala muestra hoy sus ruinosos muros, construcción atribuida por los lugareños a la Malinche, a don Hernando Cortés y a Santa Anna, sin faltar las leyendas deslumbrantes como las riquezas que le atribuyen bajo sus tierras” (B. Trens, 1992:278).

EN LA ACTUALIDAD

El 9 de septiembre de 2020, una expedición documental organizada por el Lic. Mario Jesús Gaspar Cobarruvias, director del equipo de Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México (EXESCR), logró llegar hasta la Vigía de Zempoala, gracias al apoyo del señor Simón Hernández Zavaleta que la había visitados 30 años antes. No obstante, los cambios en la geografía, la urbanización y las lluvias hicieron difícil precisar nuevamente donde se encontraba el sitio.

Afortunadamente el joven cuidador de un rancho cercano al médano logró orientarles, después de comprender que se estaba buscando el antiguo puesto militar, al que los lugareños ya no llaman la Vigía de Zempoala sino La Malinche, desde hace más de 50 años. Aunque el nombre de La Malinche se aplica a distintos sitios del área, particularmente a dos zonas arqueológicas que fueron saqueadas y destruidas por los buscadores de tesoros.

Con las indicaciones dadas no fue difícil hallar un sendero de ganado que asciende al médano y después ubicar el edificio, que se halla invadido por una muy espesa vegetación de selva baja caducifolia y sus muros en pie por las gruesas raíces de amates blancos. En el suelo abundan los hongos parasitarios de la madera y cantos rodados compuestos de arenisca y hematites, así como abundante piedra caliza.

La galera conserva apenas un poco de los muros de su torre de vigía y se perciben por todos lados los pozos de excavación dejados sin rellenar por los saqueadores. Los muros de la fachada resisten en parte por estar abrazados por los amates y se componen de una gruesa mampostería de piedra similar a la del cuartel del regimiento de Lanceros de Veracruz en el pueblo de La Antigua.

En total abandono, la Vigía de Zempoala, uno de los 8 puestos de vigilancia costera establecidos a barlovento de la ciudad de Veracruz a finales del siglo XVIII, terminará por desaparecer en el transcurso del presente siglo, si las autoridades e instituciones correspondientes no proceden a su rescate y la población civil no se suma dando respeto al legado histórico material que forma parte de su identidad como pueblo.

  • El autor es originario de la ciudad de Veracruz, tiene el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Veracruzana, Técnico en Informática por el Centro de Estudios en Computación y Diplomado en Historia del Arte Prehispánico, Colonial y Mexicano por el Instituto Veracruzano de la Cultura entre otros estudios. Ha sido profesor en varios colegios de educación media superior en Veracruz, Soledad de Doblado y la Universidad Empresarial en Boca del Río. Se tituló con honores en 2003 y entre muchos reconocimientos a su trayectoria profesional, ha sido galardonado dos veces con el Diploma de Honor y la Medalla de la Institución de la Superación Ciudadana del H. Ayuntamiento de Veracruz en 2014 y 2016, el título de “Hijo adoptivo del pueblo de Tolome” en 2020, en 2023 recibió el reconocimiento del Conservatorio Nacional de Historia y Civismo en el Estado de Veracruz, del Ilustre Instituto Veracruzano y por segunda vez el Premio Nayo del grupo ARTVER. Está propuesto para recibir la Medalla General Emiliano Zapata Salazar y el doctorado honoris causa por el Consejo Académico Mundial de la Academia Internacional del Centro de Capacitación y Certificación Científico Tecnológico Laboral. Actualmente es conferencista nacional e internacional, investigador independiente en 25 municipios de Veracruz, asesor municipal en historia militar y civil, artista audiovisual, diseñador y escritor, explorador de rutas históricas y guía-senderista. Trabaja en el rescate de la memoria histórica de las poblaciones de Tolome, La Antigua, Piletas, Tlalixcoyan, Fortín, Soledad de Doblado, Chocamán, San Pancho y en la ruta de la Embajada Hasekura y el camino real de Córdoba y Orizaba. Desempeña los cargos de director-fundador del equipo de Exploración y Estudio del Camino Real Veracruz-México desde 2016, presidente-fundador de la Real Academia de las Artes por la Hispanidad desde 2023, director de Investigación, Análisis y Proyección Históricas del Proyecto Ruta de Cortés del Consorcio Constructor de Empresas Mexicanas desde 2021, coordinador-estatal de cultura del Estado de Veracruz en la Promotora Nacional de Economía Solidaria desde 2020, presidente del Comité Veracruz-Boca del Río de la A.P.N. Profesionales por México desde 2023 y presidente de la asociación cultural México Hispano, A. C. desde 2024. Es miembro historiador en Cronistas de Veracruz, A. C., del Patronato de la Casa de la Cultura de Ciudad José Cardel desde 2022, del grupo Amigos del Museo Comunitario del Cocuite desde 2023 y en los comités “Conmemoración Batalla de Tolome 1832” desde 2020, “Festejos 180 años del Ilustre Instituto Veracruzano” y “80 años de la escuela primaria Salvador Díaz Mirón” desde 2023.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

García Cubas, Antonio. DICCIONARIO GEOGRÁFICO, HISTÓRICO Y BIOGRÁFICO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Tomo V, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, México, 1891.

Maawad, David, Muñoz Espejo, Francisco Martín, Sanz Molina, Sara Elizabeth, Fernández, Ángel José. FORTALEZAS HISTÓRICAS DE VERACRUZ. Secretaría de Educación del Gobierno de Veracruz-Llave, Xalapa-Enríquez, Ver. México, 2010.

Melgarejo Vivanco, José Luis. BOQUILLA DE PIEDRAS EL PUERTO DE
LA INSURGENCIA. Editora del Estado de Veracruz, México, 1976.

Moncada Maya, José Omar. INGENIEROS MILITARES EN NUEVA ESPAÑA. INVENTARIO DE SU LABOR CIENTÍFICA Y ESPACIAL. SIGLOS XVI A XVIII. Universidad Autónoma de México, 1993.

Mora y Villamil, Ignacio. LAS DEFENSAS DE MÉXICO EN 1824. Universidad Autónoma de Nuevo León, Capilla Alfonsina/Biblioteca Universitaria, Monterrey México, 1983.

Ortiz Escamilla, Juan (comp.) VERACRUZ EN ARMAS. LA GUERRA CIVIL 1810-1820. Antología de documentos, Universidad Veracruzana, México, 2008.

Trens, Manuel. B., HISTORIA DE VERACRUZ, TOMO II, LA DOMINACIÓN ESPAÑOLA 1519-1808. Reeditada. Secretaría de Educación y Cultura, Gobierno del Estado de Veracruz, Xalapa-Enríquez, Ver. México, 1992.

REFERENCIAS ELECTRÓNICAS

Moncada Maya, Omar. LAS DEFENSAS DE VERACRUZ EN 1783, SEGÚN UNA RELACION DEL INGENIERO MIGUEL DEL CORRAL. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 456, 5 de agosto de 2003, http://www.ub.es/geocrit/b3w-456.htm

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