25 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

Tu noticiero en linea

El modelo de Suecia contra el coronavirus fracasa

5 minutos de lectura
Los contagios por coronavirus en Suecia se acerca a las 15.000, las muertes superan los 1.400 fallecimientos. La tasa de mortalidad se sitúa en el 5,1%.
El modelo de Suecia contra el coronavirus fracasa

Los contagios por coronavirus en Suecia se acerca a las 15.000, las muertes superan los 1.400 fallecimientos. La tasa de mortalidad se sitúa en el 5,1% con 15 muertes por 100.000 habitantes. Los números no son tan dramáticos como en los países más asolados por la epidemia, pero son muy elevados respecto a sus vecinos nórdicos.

La prensa internacional ha escrito ríos de tinta sobre la estrategia de Suecia de combatir la epidemia del coronavirus. Los bares y restaurantes están llenos de gente. Las escuelas y gimnasios están abiertos. El Gobierno sueco ha apelado al civismo, ha ofrecido consejos de salud pública pero no ha impuesto restricciones a los movimientos. Ni si quiera han recomendado el uso de mascarillas. Todo lo contrario que en el resto de Europa, incluso que sus vecinos escandinavos.

Cuando se piensa en Suecia, Noruega, Finlandia o Dinamarca, se piensa en sociedades homogéneas con comportamientos parecidos. Pero ante la actual crisis, Suecia se ha desmarcado de sus vecinos. Mientras resto de países han adoptado un perfil más defensivo contra la enfermedad, Suecia han apostado por mantener en pie su economía y respetar la libertad individual.

Sin embargo, las cifras contagios y de fallecimientos ponen en cuestión si la decisión del Gobierno Stefan Löfven ha sido la correcta. La tasa de mortalidad de COVID-19 es nueve veces mayor que en Finlandia, casi cinco veces mayor que en Noruega y más del doble que en Dinamarca. Los contagios en Suecia se acerca a las 15.000, las muertes superan los 1.400 fallecimientos. La tasa de mortalidad se sitúa en el 5,1% con 15 muertes por 100.000 habitantes. Los números no son tan dramáticos como en los países más asolados por la epidemia, pero son muy elevados respecto a sus vecinos nórdicos. Las muertes por 100.000 habitantes de Dinamarca es de 6. En Noruega del 3,4. Y en Finlandia del 1,78.

Suecia es el país nórdico con mayor número habitantes con más de 10 millones de personas y con mayores tasas de inmigración. Para muchos expertos por esa razón las medidas deberían haber sido más drásticas. El 25% de la población de Suecia es de ascendencia no sueca reciente, recuerda Hans Bergstrom, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Gotemburgo y miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias de la Ingeniería, y apunta a una sobrerrepresentación entre las muertes por COVID-19.

Más de la mitad de los hogares de Suecia están compuestos por una persona, lo que dificulta la expansión del coronavirus, sin embargo, la densidad de viviendas en algunos suburbios con mucha población inmigrante es mucho más elevada. El epidemiólogo estatal Anders Tegnell del Instituto Nacional de Salud Pública está detrás de la estrategia de Suecia.

Tegnell, como muchos expertos occidentales pensó que el virus no se propagaría desde China y, más tarde, que sería suficiente para rastrear casos individuales procedentes del extranjero. Desde su organismo recomendó encarecidamente a las miles de familias suecas que regresaban de esquiar a fines de febrero en los Alpes italianos que regresaran al trabajo y a la escuela si no estaban visiblemente enfermos, incluso si los miembros de la familia estaban infectados.

Tegnell defendió durante semanas que no había signos de transmisión comunitaria en Suecia y, por lo tanto, no era necesario adoptar medidas de confinamiento. Las decisiones del técnico del Gobierno ha sido fuertemente criticada por expertos independientes en Suecia. Unos 22 de los profesores más destacados del país en enfermedades infecciosas y epidemiología publicaron un comentario en Dagens Nyheter pidiendo a Tegnell que dimita y pidiendo al Gobierno que tome un curso de acción diferente.

Como Reino Unido que se planteó la estrategia de inmunidad del rebaño, Suecia ha ido tomando decisiones más restrictivas según se expandía la epidemia y golpeaba a las residencias de ancianos. A partir del 29 de marzo, prohibió las reuniones públicas de más de 50 personas con sanciones por incumplimiento. Desde el 1 de abril, prohibió las visitas a hogares de ancianos.

Tegnell ha defendido que las últimas cifras sobre tasas de infección y muertes indican que la situación está comenzando a estabilizarse. «Estamos en una especie de meseta». Pese a que la curva se está aplanando como en el resto de Europa, las cifras de Suecia arrojan una mayor incidencia del patógeno respecto a los países del entorno. Sin embargo, muchos expertos apuntan a que el modelo sueco puede que tenga éxito al final teniendo en cuenta el enorme daño económico causado por el cierre de la economía.

Según James Pomeroy, economista de HSBC Global Research, la estrategia sueca frente a la Covid-19 podría resultar en una contracción económica menor que la que está enfrentando el resto de Europa.

Aplanamiento de la curva y asunción de errores


«Aunque la falta de voluntad de Suecia de cerrar el país podría resultar imprudente, por ahora, si la curva de infección se aplana pronto, la economía podría estar mejor posicionada para recuperarse», dijo.

Pomeroy mencionó algunas características del país que podrían estar ayudándolo a lidiar con la crisis actual. Más de la mitad de los hogares suecos están formados por una persona, lo que facilita el distanciamiento social. Más personas trabajan desde sus hogares que en cualquier otro lugar de Europa y todos tienen acceso a Internet de alta velocidad, lo que ayuda a que gran parte de la fuerza laboral se mantenga productiva fuera de la oficina.

La semana pasada, el primer ministro Löfven reconoció fallos en la estrategia. «La protección de las personas en hogares de ancianos debería haber sido mejor, tenemos que analizar con mayor profundidad cuál fue el error», dijo.

About Author