25 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Cómo sobrevivió México a la pandemia de influenza en 1918

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Negligencia del gobierno, falsas noticias, prohibición de besos y 300 mil muertos. Así se vivió la pandemia de influenza en México hace más de cien años.
Cómo sobrevivió México a la pandemia de influenza en 1918

El 15 de abril de 1918 los negocios comenzaron a cerrar, los teatros cancelaron sus funciones y los bazares tuvieron pérdidas excepcionales. Aún viviendo las consecuencias de la Revolución Mexicana, se vivía una fuerte crisis financiera, pobreza y miseria. En algunas calles, la gente comenzaba a morir porque una nueva pandemia atacaba a la población mexicana.

Se trataba de una “rara gripe”, de un brote de influenza proveniente de Estados Unidos. De acuerdo con el rastreo, las tropas estadounidenses se contagiaron mientras combatían en Europa. Para arribar al continente, lo hicieron a través de Tamaulipas; ese fue el punto de contagio.

La expansión del virus dejó 21 mil muertos en Coahuila, 20 mil en Sinaloa y 5 mil en Puebla. Como había desabasto de medicamentos, los enfermos fueron tratados con ácido acetilsalicílico y bicarbonato, además de medicamentos para la malaria.

La enfermedad es como un estremecimiento que va recorriendo por todas las capas de la sociedad, como una sensación de estupor y luego de horror. La gripe, la simple gripa ha adquirido inesperados trágicos prestigios, cuyo amago hace temblar las carnes de la pobre humanidad.”

Por su parte, las farmacéuticas hicieron uso de iconografía de la astrología italiana del siglo XVII para su publicidad. De hecho, es debido a la creencia de que los astros influían en la generación de pandemias, que dicha enfermedad recibió el nombre de “influenza”.

Sin embargo, en ese momento las farmacéuticas buscaban romper con todo tipo de supersticiones y divulgar los conocimientos científicos modernos, así como sus productos: tabletas de aspirinas.

Las respuestas del gobierno ante la pandemia en México

Las calles de las ciudades de México rápidamente se transformaron en caravanas fúnebres; mientras que las iglesias instalaron ornamentos funerarios permanentes. A esta se le conoció como “gripe española”ya que fue España el primer país en reconocer los contagios.

El papel del gobierno fue poco heroico, ya que se negó a aceptar la magnitud de la epidemia. Los encargados de salubridad achacaron la enfermedad a la tala de árboles, lo cual atraía vientos fuertes. Debido a ello, se mandó plantar una hilera de árboles alrededor del lago de Texcoco, pero la enfermedad se expandió cuando los primeros árboles eran sembrados.

Debido al desastre, el gobierno decidió cerrar el tráfico ferrocarrilero, no permitió el arribo de buques a Veracruz y clausuró la aduana fronteriza en Laredo, Tamaulipas. De acuerdo con El Universal, el presidente municipal de la capital, José M. Garza mandó rociar creolina en los puntos de mayor infección en la ciudad. Las calles se regaban dos veces al día y se multaba a quien transitara en esas horas.

Medidas estrictas

Además, se prohibieron los besos y escupitajos, y se implementó el uso de pañuelos desechables. Se tenía que evitar tocar el teléfono con la boca y se lavaban las manos de forma constante. Entre las medidas que parecieron más extremas a la población fueron el cierre de iglesias y el aislamiento de familiares, cosa que influyó en la simulación de los enfermos.

Como es común aún hoy en día, las falsas noticias no se hicieron esperar. Corrió la especulación de que el virus viajaba en el polvo de las suelas de los zapatos. Finalmente se implementó un toque de queda de facto, por lo cual la gente no podía salir más allá de las 21:00 horas. No había iglesias, fiestas, centros sociales y se desalentaba el consumo de alcohol.

En total murieron 300 mil personas en territorio mexicano, 7 mil de ellas en el entonces Distrito Federal. Los más afectados por la pandemia fueron los adultos mayores, y adultos de entre 20 y 40 años de edad.

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