¡CIERRA “EL COCHINITO DE ORO”!
3 minutos de lecturaCon los ojos enrojecidos casi hasta el llanto, Otón Carvajal Lagunes, respira profundo, ve hacia el cielo y suelta “…hicimos hasta lo imposible por permanecer, pero la pandemia…nos está obligando a cerrar…”.
Luego de más de siete décadas de tradición en el arte culinario de los antojitos veracruzanos, el afamado restaurante “El Cochinito de Oro”, icono en el puerto, ubicado en la confluencia de las calles de Serdán y Zaragoza, en el Centro Histórico de Veracruz, cierra.
Su historia comienza en 1950, con la visión de su suegro Orivelcel Sánchez González, que rento inicialmente el local donde funciono durante 71 años, que antes en ese sitio funcionaba una cantina llamada “La Opera”, cuyo antecedente fue el restaurante “El Tranvía de Oro”, que funciono de 1941 hasta el 46.
Siendo Presidente de la República, Miguel Alemán, con motivo de la construcción del puente “Morelos”, fueron reubicados al mercado.
Y luego rentaron el edificio de Zaragoza donde han permanecido hasta la fecha.
Local de comida que fue bautizado con el nombre del “El Cochinito de Oro”, porque esa era el sobrenombre de don Orivelcel, que era luchador en los años 30.
Con esa tradición en los antojitos veracruzanos la negociación vio pasar prácticamente toda la historia reciente de Veracruz, donde fue lugar de reuniones familiares, punto de encuentros de turistas y genero fidelidad entre comensales y familias veracruzanas.
Donde han acudido personalidades del mundo de la política, líderes sociales y del ámbito del espectáculo como Raúl Velasco.
La empresa eminentemente de origen familiar desde fundación hasta las fecha la integrada por don Otón, su esposa Leonarda Sánchez Ramírez, mejor conocida como “La Chata” y sus hijos Margarita, Otón y Orivelcel Carvajal Sánchez, este último radica en Estados Unidos hace unos años.
Además genera seis fuentes de empleo directas y múltiples indirectas en razón de los insumos y suministros necesarios para el funcionamiento del restaurante, las que por ahora quedaron limitadas.
Explicó a NOTIVER en exclusiva que debido a la crisis de salud provocada por el COVID-19, y en cumplimiento a las directrices de Salud dictadas por la Jurisdicción Sanitaria VIII, cerraron el establecimiento durante casi seis meses.
Durante ese lapso no hubo ingresos por lo que nos hundimos en moratoria principalmente del pago de la renta…situación que causo crisis a la negación y después de ello ya no se logró un acuerdo con el propietario del inmueble por falta de liquides de la empresa, quienes pidieron desalojar el sitio.
Por lo que decidieron cerrar…sin embargo, platicando con su esposa, decidieron acondicionar su casa para reubicar el restaurante por el rumbo del Acuario en la calle de Altamirano 219 entre Primero de Mayo y Gómez Farías, donde se continuara con la especialidad de la casa las gordas, picadas y las enchiladas de mole y no morir