Así fue la época de piratas en Veracruz
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Durante el siglo XVI y XVII, el puerto de Veracruz fue víctima de varios ataques piratas, situación que causaba temor en los habitantes.
Nuestra ciudad al estar junto al mar, siempre ha sido un lugar de mucho comercio y esa época no era la excepción, metales preciosos pasaban de alguna forma a través de Veracruz, lo cuál llamó la atención de los piratas.
El caso más sonado y documentado de estos ataques fue la primera acometida a nuestro puerto, un 16 de septiembre de 1568 por el inglés Sir John Hawkins.
Al llegar Sir John a Veracruz, había veleros cargados con siete millones doscientos mil pesos reales esperando ser enviados a España.
Al día siguiente de la llegada de los piratas, llegaba la flota española. Por lo que Hawkins le mandó a decir al capitán general de la flota, don Francisco Luján que no podrían entrar a menos que se hiciera un pacto de no agresión y juraran no traicionarse.
Finalmente, se permitió la entrada de la flota española a condición de que los ingleses pudieran situarse en San Juan de Ulúa y los hispanos en el puerto.
Pero a espaldas de estos piratas, los españoles se organizaban para atacar a Hawkins, quien empezó a sospechar y justamente, el 23 de septiembre de 1568, mil hombres atacaron a los ingleses e inició la conocida Batalla de San Juan de Ulúa.
Otro conocido ataque, fue el 17 de mayo de 1683, cuando dos naves al mando del pirata holandés Laurenz de Graaff, conocido como Lorencillo, llegaron a las costas de Veracruz.
Dónde 180 hombres desembarcaron y llegaron a la plaza de la ciudad sin ser vistos, acompañados después por el resto de los piratas que conformaban una flota de 11 barcos y 1,500 hombres.
Al anochecer, iniciaron el ataque donde cerraron la ciudad y convirtieron en rehenes a todos los habitantes. Saqueando la ciudad y encerrando a miles de personas donde fueron sometidos a crueldad inhumana durante 4 días.
El 1 de Junio, se retiraron de la ciudad con un gran botín, dejando devastación y más de cuatrocientos muertos.
San Juan de Ulúa
Por ataques de este tipo, se inició la construcción del fuerte de San Juan de Ulúa, su obra duró todo el siglo XVII hasta 1692 que fue terminada y se convirtió en una de las más sólidas fortalezas de las posesiones españolas en América.
Su arquitectura fue pensada ante las necesidades de defensa ante otras posibles agresiones. Formada por cuatro torres fortificadas con cinco lados, unidos entre sí por murallas.
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