24 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Un paciente de Düsseldorf, el tercero del mundo que se cura del VIH

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Un paciente alemán se ha convertido en el tercer caso del mundo confirmado de curación de VIH tras recibir un trasplante de células madre.

Un paciente de Düsseldorf (Alemania) se ha convertido en el tercer caso del mundo confirmado de curación de VIH tras recibir un trasplante de células madre para tratar una leucemia, lo que acerca un poco más la posibilidad de disponer de un tratamiento aplicable a gran escala.

El caso del paciente curado ha sido estudiado por el consorcio IciStem, coordinado conjuntamente por el University Medical Center de Utrecht (Países Bajos) y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Badalona (Barcelona, España), centro impulsado conjuntamente por la Fundación La Caixa y el Departamento de Salud de la Generalitat.

Se trata de un paciente varón, que prefiere preservar su identidad, al que se le retiró el tratamiento antirretroviral contra el VIH de forma supervisada tras someterse a un trasplante de células madre para tratar una leucemia mieloide y, cuatro años después, el virus no ha reaparecido.

El estudio, que publica hoy la revista Nature Medicine, ha demostrado la ausencia de VIH y de respuesta inmunológica contra este virus en el cuerpo del paciente a pesar de no recibir tratamiento durante cuatro años, unas evidencias que permiten certificar que es un caso nuevo de curación.

En 2008, un equipo médico de Düsseldorf (Alemania) diagnosticó la infección por el VIH a este paciente e inició el tratamiento antirretroviral estándar, que permite controlar la infección y reducir la cantidad de virus hasta niveles tan mínimos que resultan indetectables en un análisis de sangre, y tampoco tienen capacidad de contagio.

Cuatro años más tarde, en el 2012, sufrió una leucemia, por lo que fue sometido a un trasplante de células madre.

En estos casos tan singulares se busca a una persona donante de células madre que tenga una mutación llamada CCR5 Delta32, que hace que el cuerpo no produzca una de las puertas de entrada del VIH en las células y, por lo tanto, dificulta la infección.

Más de cinco años después del trasplante, y habiendo pasado por dos recaídas de la leucemia y varias complicaciones, el paciente se estabilizó y el equipo investigador consensuó retirarle el tratamiento antirretroviral contra el VIH.

“Han pasado diez años del trasplante y cuatro desde que se interrumpió el antirretroviral; normalmente, cuando se para el tratamiento el virus reaparece en cuatro días, así que cuatro años es un periodo suficiente para anunciar que es un caso de curación”, ha explicado a EFE el coautor del artículo e investigador del IrsiCaixa, Javier Martínez-Picado.

Existen dos casos previos considerados como de curación, el paciente de Berlín (confirmado el 2011) y el de Londres (2020), que, como el de Düsseldorf, pasaron por un trasplante de células madre, una intervención médica que solo se aplica en personas que sufren una enfermedad hematológica.

“Son pacientes que han sufrido leucemias o linfomas y, además, eran portadoras del VIH, pero este trasplante es una intervención médica de altísimo riesgo solo reservada para personas que no tienen otra opción desde el punto de vista hematológico”, ha señalado Martínez-Picado.

Además, es difícil “encontrar un donante adecuado, que no solo sea compatible para el trasplante sino que además tenga esa mutación (la CCR5 Delta32), y en eso la probabilidad es muy baja, como de 1 entre 1 millón aproximadamente”, ha destacado.

Así pues, esta vía no es aplicable a gran escala, pero sí que muestra el camino hacia una posible solución para todos los infectados.

En este sentido, los investigadores están trabajando desde hace tiempo sobre esta proteína CCR5 Delta32, capaz de impedir la infección, con el objetivo de modificarla genéticamente e implantarla en unas células que, una vez reintroducidas en el paciente, puedan expandirse rápidamente para curar la enfermedad.

“La curación del VIH de forma puntual ya es una realidad y, a un nivel escalable para el resto de la población, está cada vez más cerca”, ha pronosticado Martínez-Picado, que ha recordado que también se está trabajando en vacunas preventivas que completarían esta futura estrategia curativa.

Lograr la curación a gran escala del VIH permitiría a los pacientes dejar de tomar toda su vida el tratamiento antirretroviral -lucrativo para las farmacéuticas pero costoso para el sistema público- y acabaría con el estigma que aún sufren.

Además de los pacientes confirmados de Berlín (Timothy Ray Brown, que falleció por cáncer en 2020), Londres (el británico de origen venezolano Adam Castillejo), y este último de Düsseldorf, hay otros dos casos de remisión del VIH también posteriores a un trasplante que han sido presentados en conferencias científicas y que podrían sumarse pronto a la lista: el de Nueva York y el del Hospital City of Hope de Duarte (California, Estados Unidos).

Casos distintos son los de “curación funcional” -como la paciente de Barcelona que investiga el Hospital Clínic-, que son personas que no han recibido un trasplante por otra enfermedad y que siguen teniendo el VIH pero que gozan de unos factores especiales que hacen que su cuerpo mantenga controlado el virus en niveles indetectables sin necesidad de tomar el tratamiento antirretroviral.

Paciente de Londres curado de VIH: “Doy esperanza tras 2 sentencias de muerte”

Adam Castillejo, mundialmente conocido como “el paciente de Londres”, es un caso único y anterior al de Düsseldorf conocido hoy de curación de sida que quiere dar “un mensaje de esperanza” a la ciencia tras haber sobrevivido a “dos sentencias de muerte”, por el sida y la leucemia.

Este británico de origen venezolano, de 42 años, ha celebrado en una entrevista con EFE que el paciente de Düsseldorf se haya sumado formalmente a la lista de casos extraordinarios de curación del VIH que inauguró en 2011 el paciente de Berlín, Timothy Ray Brown, que luego falleció por cáncer en 2020.

Ese mismo año salió a la luz este paciente de Londres, el segundo del mundo que se presentó con nombre y apellido, para mostrar “la parte humana” de la investigación científica.

“Una prueba viva de los 40 años del desarrollo de la ciencia contra el VIH soy yo y no podía quedarme de incógnito, sino que tenía que salir para dar un mensaje de esperanza a los investigadores y a mi comunidad, porque, aunque ya no tengo el VIH, seré siempre de la comunidad VIH, como superviviente”, ha explicado Adam Castillejo.

En 2003, Castillejo recibió el diagnóstico de VIH, cuando el tratamiento antirretroviral no estaba tan avanzado como en la actualidad, y en 2012 llegó un segundo mazazo que, paradójicamente, fue el principio de una solución al sida, aunque repleta de complicaciones.

“En 2012 fui diagnosticado de un linfoma de Hodgkin en fase 4, muy agresivo, y en ese momento eso fue otra sentencia de muerte después de la primera de 2003 por el VIH, aunque esta vez fue diferente porque podía decirle a la gente que tenía cáncer y sentir el apoyo; con el VIH no pude porque la gente tiende a discriminar y estigmatizar”, ha relatado el paciente de Londres.

El tratamiento inicial no funcionó adecuadamente y en 2015 los doctores le dieron la opción de un trasplante de médula osea de un donante que, además, tenía una rara mutación, llamada CCR5 Delta32, que impide la entrada del virus en las células diana, con lo que podía curarse de ambas enfermedades.

El tratamiento funcionó y actualmente Castillejo, a sus 42 años, está en remisión de cáncer y de VIH, pero con un coste altísimo.

“Mi vida es como la que la gente vivió con el coronavirus, con aislamientos y mascarilla durante mucho tiempo, con además riesgos grandes de tener infecciones, complicaciones y posibilidad de un cáncer secundario”, ha subrayado.

Los casos similares de los pacientes de Berlín, Londres y Düsseldorf ayudan a la ciencia a trabajar en métodos de curación del sida a gran escala a partir de la mutación CCR5 Delta32 que no sean mediante un trasplante de médula ósea -intervención de alto riesgo solo reservada para algunos enfermos de cáncer de sangre-, pero, a la espera de resultados, la prevención sigue siendo el mejor método.

“Hay una cultura de pensar que el sida ya pasó y no es así, prevalece vivo y latente en todos los rincones del planeta”, ha enfatizado Castillejo sobre una enfermedad que en 40 años ha dejado 40 millones de muertos y que sigue matando anualmente, directa o indirectamente, a unas 700.000 personas en el mundo.

Afortunadamente, “en Europa hay medicamentos y algo más de educación, pero a la juventud -afirma Castillejo- yo les digo ‘cuidaos, la salud es primoridal y sin salud no tienes nada’”.

Y en el caso de contraer el virus, lo importante es que la enfermedad no defina la vida del paciente y que se rompan los estigmas que todavía persisten.

“Aún pensamos que es una enfermedad homosexual de los años 80 y no es así, es importante que la gente entienda que no debe tener esas connotaciones y que es una enfermedad como cualquier otra, como la diabetes o el cáncer”, ha concluido el paciente de Londres.

Con información de EFE.

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