25 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Las similitudes de México, EU y Brasil ante el COVID-19

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Estados Unidos, México y Brasil comparten dos cosas. La primera, el tener líderes que llegaron al poder sin ser parte del establishment
Las similitudes de México, EU y Brasil ante el COVID-19

CDMX.- Estados Unidos, México y Brasil comparten dos cosas. La primera, el tener líderes que llegaron al poder sin ser parte del establishment y que, contraviniendo a la ciencia, se han negado a imponer medidas estrictas frente al coronavirus. La segunda, estar entre las 10 primeras naciones más golpeadas por la pandemia.

Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro han sido calificados de populistas y los tres han ido a contracorriente de la mayoría de las naciones en las que el uso de cubrebocas es obligatorio y donde se impusieron, desde el Estado, medidas estrictas de confinamiento.

Hoy, Estados Unidos es, por mucho, el país más golpeado, con más de 4 millones de casos y más de 144 mil decesos, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins. Brasil le sigue en segundo lugar, con más de 2 millones de contagiados y casi 83 mil víctimas fatales. México, hasta ayer, ocupaba el sexto lugar en infecciones (370 mil 712), y 41 mil 908 decesos.

Bolsonaro dio positivo al COVID-19, pese a lo cual fue visto paseando en moto, sin cubrebocas, y detenerse a platicar con la gente.

Los expertos advierten de los riesgos de las políticas de estos tres jefes de Estado. Lo que está en juego, dicen, son vidas, pero también la subsistencia política.

“Los líderes populistas confían en que saben lo que es mejor para solucionar los problemas que sus sociedades confrontan. Se resisten a confiar en la ciencia y la experiencia”, dice Michael Schifter, presidente de Inter-American Dialogue, centro de análisis de políticas públicas en Estados Unidos. Pero eso tiene consecuencias. “Frente a la pandemia del coronavirus, algunos populistas han negado y minimizado la severidad de la crisis. Conforme aumentan los casos y muertes, estos líderes están pagando un precio político”, explica.

Cynthia Arnson, directora para el programa de Latinoamérica del Woodrow Wilson Center, no cree que el populismo sea el problema. “No hay nada inherente en el populismo que vaya contra la ciencia o la salud pública”, dice a este diario. Lo que tienen en común los líderes populistas es “una concentración y personalización del poder, así como el rechazo de las instituciones reguladoras, incluyendo los ministerios de Salud”.

‘UN POPULISTA NO TIENE QUE RECHAZAR LA CIENCIA’

Coincide Charles T. “Chuck” Call, de la Iniciativa Latinoamericana en el programa de Política Exterior del Brookings Institution. “Ser populista no necesariamente quiere decir que uno tiene que rechazar la ciencia”. Y pone como ejemplo el caso del presidente Nayib Bukele, de El Salvador, “quien enfatiza las bases científicas y ha tomado en serio el virus”.

Eso, alerta, no quiere decir que las políticas de Bukele sean las mejores, y recuerda que “ha arrestado a mujeres solo por ir a la tienda durante la cuarentena”, pero sí muestra que, “aunque los populistas suelen descartar la ciencia, no todos lo hacen, ni es una característica necesaria”.

En contraste, Trump, Bolsonaro y López Obrador sí comparten el rechazo a los consejos que vienen de instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), o los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

“Cada uno de estos tres presidentes niega la importancia de la ciencia y la investigación científica”, comenta Duncan Wood, director del Instituto México en el Wilson Center. “Cada uno de los tres odia ser contradecido y tiene un problema con los hechos”, añade. A ellos les tocó encabezar en tiempos de crisis cuando, dice Wood, “los votantes están buscando que les den seguridad, certidumbre y liderazgo fuerte; negar los hechos compromete gravemente la capacidad de estos tres presidentes de proveer estas tres cosas”.

Por ello, acota, “debemos preguntar sobre la competencia de cada uno de estos gobiernos; para mí está claro que ha faltado mucho, tanto en el mensaje que han empleado como en el manejo de sus administraciones de lo que constituye una crisis existencial”, como es la pandemia.

FUENTE: VANGUARDIA

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