25 de noviembre de 2024

Clarin Veracruzano

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Ayrton Senna, el piloto brasileño más grande de la historia

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Ícono de la máxima velocidad, todavía despierta admiración entre las nuevas generaciones y entre los que tuvieron el privilegio de verle correr.
Ayrton Senna, el piloto brasileño más grande de la historia

No está en lo más alto de la historia de las carreras sólo por sus triunfos compitió diez años,  ganó tres títulos de Campeón y pisó el pódium en cinco de los diez campeonatos que corrió, su talento iba más allá. Sus cifras: 41 victorias, 65 poles en 161 carreras. Una de las leyendas del automovilismo.

Su destreza como piloto, su amor a la velocidad, su carácter competitivo, y su rivalidad con la leyenda de Alain Prost, ayudaron a construir el mito. Su técnica, calificada de superlativa hizo que le adoraran los profesionales como los aficionados.  Su valentía y habilidad en la pista mojada no ha tenido réplica en la historia de la Formula 1, volaba cuando llovía.

Enemigo de levantar el pedal, incluso en las curvas, perdió la vida en un trágico accidente en la curva de Tamburello, en el autódromo de Enzo y Dino Ferrari, en el Campeonato de San Marino. En 1994, hace casi 25 años y todavía se recuerda con dolor, con nostalgia por su manera única de manejar y su gran personalidad. Tras su fallecimiento se decretaron tres días de luto en Brasil, y fue enterrado con honores de jefe de Estado.

Pertenecía a una generación de pilotos brasileños entre los que destacó, nombres como Emerson Fittipladi o Nelson Piquet. Chico Landi en los años cincuenta abrió las puertas al universo de la velocidad de los grandes pilotos brasileños, y después de Senna nombres como Rubens Barrichello, Felipe Massa se ha ganado el respeto y la admiración del Gran Circo.

Se recuerdan con cariño sus hazañas de ganar por más de un minuto de ventaja al segundo el GP de Europa en Donington bajo la lluvia o recuperarse de una mala salida en el GP de Japón de 1988 pasando de 14º a 1º en una espectacular remontada.  Un documental sobre su vida nos revela que en un programa navideño con la actriz Xuxa, tras presentarle, y después de compartir confidencias y deseos al oído en prime time, le deseó una Feliz Navidad y un próspero año nuevo. Con la emoción, la presentadora le llenó la cara de labial. A razón de un beso por año: “Feliz 1990, feliz 1991, feliz 1992, feliz 1993…”, quizás, presagio de un 1994, que nunca sería.

Hijo de una familia de clase media, Ayrton era el segundo de tres hermanos. Siempre quiso ser piloto. Con cuatro años ya estaba al volante de un kart. “Quería correr, y por eso prestaba atención en el colegio, para que los deberes no le quitaran tiempo”, afirmaba Doña Neyde, su madre, a la que prometió que dejaría la Fórmula 1 cuando ganara un mundial. Le mintió, “las emociones son como  una droga, una vez que ganas puedes dejar de intentarlo otra vez” señaló. Tenía un gran afán de superación desde su infancia. En una ocasión perdió una carrera de karts bajo la lluvia y se dedicó a entrenar en esas condiciones, acabó siendo el mejor del mundo bajo la lluvia.

Con sus primeras victorias, donde demostró coraje y empezó a retar el imperio de Alain Prost, le convirtieron en ídolo en París, allí atendía a la prensa acompañado de sus padres. “Que Dios le proteja de los peligros”, rezaba su madre. “Nada ha sido fácil”, decía Ayrton, y añadía: “Dios me ha dado esta oportunidad”. Su intensa creencia religiosa jugaría un papel fundamental en su carrera. En una ocasión, en Interlagos, ganó la carrera sin la caja de cambios en las seis últimas vueltas, y su exclamación cerca del misticismo fue, “Dios me lo ha dado”.

Ayrton vivió con pasión el Campeonato de México en los años 90, en 1992 tuvo un accidente en los entrenamientos que le dejaron atrapado en el coche, y antes, en otras ediciones, se pudo ver en directo el apasionante duelo de Alain Prost y Ayrton Senna. Hablaba con Dios en las curvas. Los que le conocen y convivieron en la víspera de la tragedia de Imola, le notaron tenso, “no quiere correr“ llegó a decir el periodista Reginaldo Lemes.

Cuando le preguntaron en una ocasión quien es el mejor piloto al que se ha enfrentado, citó a un rival de sus carreras de karts, Fullerton… Era rápido, constante… Aquello era pura conducción. No había dinero, ni política, solo correr”. Y le brillaban los ojos, recordando esta etapa romántica de sus primeras carreras. El director del documental del piloto Asif Kapadia dijo “Senna representa la figura del héroe clásico”.

FUENTE: EXCELSIOR

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