Los japoneses se comen el almuerzo en el baño porque su soledad
3 minutos de lecturaPor mucho que nos pueda flipar Japón estamos muy (pero muy) lejos de entender el rollito que se traen los nipones. Y no es que sean frikis (que también), sino que dentro de su propio y específico contexto cultural, las cosas que nos resultan surrealistas allí tienen una explicación de lo más lógica. Uno de los últimos fenómenos que podría extenderse fuera de sus fronteras es el ‘benjo meshi’ y consiste, literalmente, en comerse el almuerzo en el baño.
Vale, puede parecer otra frikada más (y extremadamente antihigiénica) pero su origen es bastante crudo. Al parecer, se debe a los alumnos de las escuelas que no eran lo suficientemente populares como para sentarse con un grupo de amigos en el comedor o, directamente, porque temían que al sentarse solos serían objeto de burla o de bullying. Pero ese pánico de los japoneses a ser juzgados por los demás no se ha limitado al ámbito de las escuelas, sino que el benjo meshi ya se produce en lugares de trabajo, entre mujeres que no se sienten cómodas ante sus compañeros e, incluso, en el ocio nocturno.
El movimiento ‘ohitorisama’, es decir, la práctica extendida del benjo meshi, y que podría traducirse como “una persona” o “fiesta solitaria”, está calando tan hondo entre los japoneses que la demanda de karaokes para una persona sola ha crecido un 40% y las grandes salas de karaokes para grupos cada vez parecen más las cabinas de un sex shop donde apenas hay espacio para que una garganta se vacíe en soledad. Por otra parte, el crecimiento de viviendas habitadas por una única persona ha aumentado un 128%.
«Se trata de una sociedad muy solitaria, caracterizada por jóvenes que nunca se casan y ancianos que viven solos después de quedarse viudos”, explicaba en declaraciones recogidas por El Confidencial, Kazuhisa Arakawa, uno de los investigadores de Hakuhodo, la compañía publicitaria más poderosa del país. A todo esto se sumaría el efecto de las redes sociales en las nuevas generaciones niponas por lo que la presión por no mostrarse solo en público ha seguido aumentando y aumentando.
Pero lo más inquietante, y aquí está la clave, es la advertencia que lanza Arakawa a los occidentales que pensamos que estas cosas son cosa de los japoneses y una sociedad : “este será el futuro de todos los países, no solo de Japón”. Cuesta de creer, pero si bien nuestra manera de gestionarlo es muy diferente, es cierto que cada vez más personas se sienten solas en nuestro país. Deberíamos cuestionarnos qué es lo que realmente queremos y necesitamos de la compañía o ausencia de las otras personas para aprender a diferenciar, además, de la soledad buscada y saludable de la no deseada y perjudicial. Solo así evitaremos que nuestra vergüenza acabe con nosotros.
FUENTE CODIGO NUEVO